1. Adriana, el crecimiento de un amo


    Fecha: 02/10/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Andreiv, Fuente: SexoSinTabues

    ... joya con mis dedos un poco. Llevé mi dedo índice a mi boca y lo lubriqué con mi propia saliva, acto seguido lubriqué con él los alrededores de la joya, con un movimiento lento de mi dedo. Podía sentir la excitación de Adriana subir mientras los círculos con mi dedo se alentaban y bajaba hasta su raja. Adriana emitió un sonido entre suspiro y gemido cuando comencé a masturbar su coñito con mi dedo pulgar en su clítoris y haciendo pequeños círculos entre sus labios con mis cuatro dedos restantes. Adriana comenzó a gemir cada vez más fuerte. No había pasado ni 1 minuto y estaba al borde del orgasmo. Le planté un beso en una nalga y me separé de ella. "No, por favor, por favor, amo. Se lo suplico, ya va una semana sin que me deje correr, por favor. " Me suplicaba moviendo sus caderas con desesperación y cubriendo con toda su mano su coño, pero sin masturbarse. Esa era la regla más sagrada de su entrenamiento. No masturbarse sin que yo se lo permitiera. Sabía que en cuanto lo hiciera me iría y nunca más estaríamos en contacto. "Te di una orden, zorrita" Paró en seco su movimiento y con un rostro de decepción se acomodó en el asiento y manejó hasta su apartamento. Como ya había comentado, Adriana es de familia acomodada y vivía en un apartamento muy bonito en un segundo piso de un edificio de 5 pisos, cerca de CU. Al llegar le pedí que preparara algo para comer, por lo que preparó un par de sándwiches y sirvió con unas uvas a un lado. Sentado en un banco y recargado sobre el ...
    ... desayunador le veía el culo mientras cumplía mi orden. Entre sus piernas observé un hilo de fluido vaginal escurriendo, producto de su excitación por lo que pasó en el coche, o quizá porque presentía lo que estaba por venir. Luego de comer nos quitamos los zapatos y nos sentamos en el sillón de su sala, permitiéndole un instante de pareja normal (si es normal un chico de 17 y una chica de 24). Nos abrazamos y nos besamos tiernamente, la cubría con mis brazos y la apretujaba contra mí mirándola a los ojos. Ella se dejaba querer y se acurrucaba conmigo. De repente un pequeño zumbido que duró apenas 1 segundo la hizo saltar de su asiento. Casi había olvidado eso. "Bien, vamos a ver, Adriana, ve a ponerte el vestuario que te dije y regresas aquí" Ella me besó y me sonrió antes de seguir a su habitación. Regresó 15 minutos después vistiendo sólo medias de red blancas, zapatillas negras de tacón y en su cuello una gargantilla de tela de encaje blanca. Sus pequeños pezones marrones se sentían desnudos sin las pinzas que usualmente la hacía usar para sensibilizarlos más, pero hoy era un día especial y el que no tuvieran las pinzas obedecía a exponencial su placer en el punto máximo. Se paró frente a mi en posición militar de descanso, con las manos en la espalda y las piernas abiertas. Se había secado el flujo de sus piernas, pero su raja totalmente humedecida transmitía la excitación por alcanzar el orgasmo. "Muéstrame de nuevo" Adriana con una expresión de alivio se dio la vuelta ...
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