Adriana, el crecimiento de un amo
Fecha: 02/10/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Andreiv, Fuente: SexoSinTabues
... para susurrarle al oído. Comencé a masturbarle poco a poco. "Zorra, llevas ya una semana sin correrte y no aguantas, ¿verdad?" Le decía mientras le comía la oreja. "Sí, amo. Estoy desesperada, quiero correrme" Su forma de hablar la delataba. Sabía cuándo estaba al borde y apenas empezaba la tortura previa al orgasmo. La masturbé cada vez más fuerte. "¡Sí, sí! ¡Me corro!" Cuando sentí que se iba a correr paré mi mano y con ello su orgasmo. "¿Qué pasa, amor? Mi orgasmo, quiero correrme" Me dijo desesperada tras la máscara de cerdita. "Falta media hora para la media noche, zorrita, aquí empieza tu tortura" "No, por favor" Su voz suplicante no era lo que quería escuchar. Comencé de nuevo a masturbarle y ella a enloquecer cada vez que detenía su orgasmo. "Amo, se lo suplico, por favor, me quiero correr, por favor" Cada vez era menos el tiempo que tardaba en alcanzar al borde y más desesperadas sus súplicas. "Amo, por favor, cualquier cosa que quiera la haré, pero me quiero venir, quiero mi orgasmo ¡Joder!" Al fin el atisbo que quería escuchar, su verdadera desesperación. Comencé de nuevo con mi juego y cada vez era más fuerte el orgasmo que le negaba, hasta que su desesperación llegó al máximo. "¡Crío hijo de puta! ¡Déjame correrme, cabrón! ¡Me estás volviendo loca! ¡Me voy a volver loca!" Su desesperación estaba al límite, no había duda, sus caderas se movían por sí solas intentando masturbarse con mis manos, pero no cambiaba su posición. Yo seguía con mi juego un poco más. ...
... "¡Joder! ¡Maldito niño mamón, déjame correrme! ¡Me voy a morir, cabrón! ¡Déjame correrme puta madre!" Esa era, el momento preciso, la masturbé al límite y me detuve justo a tiempo para dejarla al borde. Su cuerpo se paralizó, estaba en el borde del orgasmo. Un sólo toque y habría explotado. No podía moverse, no podía pensar con cordura. "¡Me corro, me corro, me corro, me corro!" Repetía demencialmente con el cuerpo tensionado, pero sin correrse, sin moverse un ápice. "Córrete, puta" Le susurré al oído y la estimulé con fiereza mientras empujaba mi glande en la entrada de su ano, sin insertarlo. Sus flujos salían como una fuente y ella sólo podía gemir y repetir "Me corro" sin descanso. Su cuerpo comenzó tener pequeñas convulsiones por el orgasmo y sus piernas a temblar incontrolablemente mientras la masturbaba sin cesar directamente en el clítoris. Comencé a jalar fuerte su pezón, con lo que aumentó su estimulación al máximo. "¡Me corro de nuevo, me corro de nuevo, me estoy viniendo de nuevo!" Un segundo orgasmo acompañó al primero y un tercero y un cuarto y un quinto. Yo mientras tanto masturbaba mi glande con su ano, ahora un poco abierto, pero sin introducirlo. "¡No mames, que rico!" Adriana se derrumbó. No pudo más y se derrumbó en el sofá, completamente desecha, con las piernas temblando y su entrepierna totalmente empapada. Su cuerpo aún tenía pequeñas convulsiones, pero no podía moverse sólo repetía levemente "Que rico, que rico, que rico" La dejé disfrutar de su orgasmo. ...