1. NUEVOS AGUJEROS 3


    Fecha: 22/08/2023, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Los saludé y me fui hacia la vivienda para pasajeros. No pensaba siquiera en comer, solo quería dormir. Solamente había estado anoche, donde no dormí bien, gracias a la gotera. Llamé para entrar. Me atendió la dueña, la señora Etelvina, una cincuentona bastante sabrosa, a pesar de unos cuantos –bastantes-, quilos de más. Pero sus tetazas, su culo y caderas, tienen la posibilidad de armar una cintura. Justamente, entre las tetas y las caderas, la cintura, a pesar de la pansa, es de menor diámetro. O sea…, es gorda…, no obesa. Saludé y fui hacia la habitación.
    -¿Almorzó ingeniero? – Me saludó amablemente y preguntó.
    -No, no. Gracias señora. En realidad…, sólo quiero dormir. Ahora cambio el vástago roto y,  sin gotera, dormiré.
    -¿Gotera? ¿Por qué? – Parecía honestamente sorprendida. 
    -Y…, anoche la gotera de la flor de la ducha hacia tanto ruido cuando caía, que no me permitía dormir… 
    -¡Pero ingeniero! ¿Por qué no me dijo? Lo hubiera hecho arreglar inmediatamente. 
    -Pero señora…, no la voy a molestar por una gotera, a las 10 de la noche… Decidí que sería más cómodo y rápido que lo arreglara yo.
    -¡Pero usted, ingeniero, no tendría que hacer eso! 
    -No hay ningún problema, señora. No la iba a molestar por tan poca cosa…, de ninguna manera.
    -Ingeniero… ¡es tan amable! Nunca me tocó alguien con su visión de caballero… Quiero que esta noche cene con nosotros…, se lo merece. Quiero invitarlo y compartir la cena con usted.
    -Si, señora… ¡muchísimas gracias!- Entré en la ...
    ... habitación y fui hacia el baño para solucionar el problema. La señora entró tras mío. ¿Qué quiere? Como había traído el cajoncito de herramientas no me falta nada para repararla.
    -¡Qué bien ingeniero!
    -Estimada señora… puede ser que en cálculo u hormigón no sea muy bueno. ¡Pero en arreglar canillas nadie me gana! ¡Jajaja!
    -¡Sin la menor duda usted es un amor! - Su lenguaje corporal, -toda esa cantidad de carne moviéndose para alentar la ganas de morder…-, su sonrisa, su mirada. ¡No era inocente o imparcial!
    La gordita se estaba ofreciendo. Más allá de no haber visto a su marido, si es que lo tiene, y sus voluptuosas carnes… ¡yo quería dormir!
    -Ingeniero…, le juro, la cena será exquisita…, y con postre…, si le agrada…
    -Si, claro, estimadísima señora. ¡Me gustan los postres!
    -Me alegro, lo dejo dormir…, para que se recupere. ¡Jajaja! Hasta luego.
    Arreglé la canilla y me acosté. Ya estaba al palo pensando en las tetas y el culo de doña Etelvina. Dormí como tres horas. Me bañé y salí con la idea de ir al terreno de la obra, para empezar a meterme en onda. Etelvina apareció a “saludarme”, reemplazando el amplio batón del medio día, por una ajustada camiseta de tirantes…, que milagrosamente cubría las tetas, resaltando los pezones, a pesar del corpiño, y dejando al descubierto, con total generosidad, hermoso ombligo, sobre el lujurioso volcán del estómago. Un apretado lycra, pretendía cubrir sin ningún disimulo, una tanga que marcaba el lucimiento de opíparas nalgas. 
    -Lo espero ...
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