1. NUEVOS AGUJEROS 3


    Fecha: 22/08/2023, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... a cenar, ingeniero…
    -Por supuesto, señora Etelvina. Toda mi noche será para usted… - Esto lo dije muy quedo, al pasar junto a ella. Sonrió con placer.  No tengo idea si tiene marido o no, o dónde está, pero por las dudas…, disimulemos. 
    Hice mi trabajo y a esos de las 8 de la noche regresé al albergue. En el ínterin recibí un par de llamados de Ofelia. El primero no lo atendí, pero le mandé un whatsapp disculpándome. Al siguiente lo contesté diciéndole que la llamaría en el “momento oportuno”. De cualquier manera mañana me instalo en lo de la “señora Clotilde”. Nuevamente Etelvina me recibió con sus “mejores galas”, con un corpiño muy especial…, no deja caer las tetas, pero resalta los pezones, y con la minifalda…, que por supuesto, de acuerdo a su tamaño, ni siquiera le tapaba el culo. 
    -¡Hola ingeniero! – Parecía que no quería que su saludo fuera escuchado por alguien más. – En una hora cenamos…
    -Gracias señora Etelvina. – Yo seguí con la más pulcra formalidad. Me bañé y me vestí más “liviano” e informal: pantalón corto, de fina tela, sin bóxer, y remera liviana. Etelvina se había vuelto a “instalar” dentro de su batón mañanero. ¡Y yo procurando seducir!
    -Ya traigo la comida ingeniero. – Ingresó a lo que yo suponía una habitación y a los pocos minutos regresó empujando una silla de ruedas…, con un señor cincuentón…, más o menos de mi edad, que evidentemente tenía algo como apoplejía. O algo parecido… a accidente cerebrovascular. Por lo que aparentaba, el lado ...
    ... izquierdo de su cuerpo se veía muy afectado. ¡Carajo! ¡Toda la calentura se me fue a la mierda! ¡Allí está el esposo de Etelvina! 
    	El señor me saludó o trató de hacerlo. Le respondí, por supuesto. Etelvina, desde atrás de la silla, me miró con cara de… “que se le va a hacer”…
    	Instaló la silla junto a la mesa y fue hacia la cocina. La mesa estaba impecablemente instalada, con los mejores elementos, vinos, aguas y jugos. Etelvina trajo una olorosa fuente de carne estofada, ensaladas varias, y salsas. ¡Esto es demasiado!
    	El marido sonrió complacido…
    -A mi esposo le encanta una mesa bien puesta agasajando a quien se lo merece. Le dije lo que había hecho usted…, que aunque pueda parecerle una nimiedad, para nosotros es muy importante. ¡No es común una actitud tan amable! – La “exposición” de Etelvina, tan absurdamente formal, parecía dada frente a un simposio de notables… Desde atrás de su marido, me sonrió y me guiñó un ojo. ¡Qué caradura! 
    	Su esposo parecía muy conforme, a pesar de su incapacidad. Etelvina me sirvió, arrimando salsas y ensaladas al alcance de mi mano. Sirvió a su esposo, cortando prolijamente todos los alimentos para que él, con su brazo derecho, pudiera llevarlos hasta su boca. Por lo menos había una buena atención, dentro de lo posible. Y de lo que yo veía.
    Dediqué mi conversación a hablar de la fábrica y de los efectos de su construcción. El señor mostraba más interés que su esposa. Parece que a Etelvina solo le importa lo que podría pasar “en los postres”. ...