NUEVOS AGUJEROS 4 - Relatos Eróticos

NUEVOS AGUJEROS 4

... cósmica!
	Seguí chupando hasta un nuevo orgasmo. Le saqué la bombachita. Ofelia no dudó. Al momento de sacarle la trusa, ella se inclinó hacia mí para bajarme los pantaloncitos, que seguía teniendo en medio de mis mulos, sobre las rodillas. Se paró en el piso, me los bajó y me hizo levantar los pies. Retiró el pantaloncito e inmediatamente se prendió a mamar. La pija salto potente, deseosa y dura. No sé cómo hizo, pero la pija estuvo casi toda dentro de su boca. Yo pensé que jamás se la podría meter hasta ese estado. Evidentemente, la “señora Clotilde” le había enseñado muy bien.
-¡Ay papito! ¡Qué linda! ¡Uuuuummmmmmmmmm! ¡Déjamela en la boca! – La sacaba apenas para poder hablar. - ¡Me gusta mucho! ¡Papito, papito! ¡Dame la lechita! La “señora Clotilde” decía que es muy rica…
-¡Ya te la voy a dar, mi amor! Primero vamos a hacer eso que no te gustaba mucho. Dejá que me acueste. – Me acomodé en la cama boca arriba. Ofelia se sentó entre mis piernas, acariciándomelas. – Decime una cosa, mi amor… ¿Me decís “papito” porque te hago acordar a tu papá?
-Y…, más o menos. Papá siempre me hace caricias, desde chiquita, pero nunca me la metió. Vos sos muy cariñoso, y además, me gustás mucho. ¿Por qué la tenés siempre tan jugosa? 
-Es que… te veo…, y se me pone jugosa…, de las ganas que tengo de metértela… - Me acomodé la pija. - Ahora mi amor, sentate, en cuclillas, despacito, despacito. 
	Le mostré como acuclillarse, y la tomé de las manos. Solté una y la sostuve de la cintura. ...

... 
-¿Ves? Ahora guia la pija hasta el agujerito de la conchita, como te la puse yo antes, cuando te tenía alzada…
-¿Así papito? ¿Está bien? 
-Vos tenés que sentirla que está bien, justo donde corresponde, para que entre fácil.
Entonces le enseñé a cabalgar, más allá de que ya lo había hecho cuando estaba sobre mi falda. La tomé de ambas manos y la hice mover despacito. Para arriba, para abajo…, así varios minutos. Ofelia estaba totalmente entregada. Solamente gemidos de gozo. En ningún momento le pregunté si le gustaba; no hacía falta.
De pronto hablo:
-¡Ayay! ¡Me hago! ¡Papito! ¡Me hago pis! ¡Otra vez! 
-Tranqui, mi amor. Hace tranquila. No es pis, son los juguitos de tu conchita. ¡Es muy rico!
-¡Ooohh, papito! ¡Ooohh! ¡Aaaagg! ¡Aaaagg! - Cuando acaba, Ofelia es un terremoto. Se estremeció desde los cabellos a las uñas del pie. ¡Me llenó de fluidos la ingle, el vientre, la cama! ¡Todo!
-¡Mi amorcito! Eso es un orgasmo genial, de lo mejor. ¡Una súper mujer como vos lo hace absolutamente genial!
-¡Ay papitooo! ¡Qué lindo que pienses que soy una súper mujer!
-¡Si! ¡Lo sos! – La incliné hacia mí y le besé los pezones. – Ahora, mi amor, tengo muchas ganas de darte la lechita…
-¡Sí, sí! ¡Dale, a mi boca! - Ofelia estaba eufórica. Se levantó y se acomodó entre mis piernas. Fue a la pija. – Dale papito, ¡toda, todita! 
Ningún esfuerzo de mi parte, solo los gemidos de placer que salían de mi boca sin que yo intentara nada. El semen saltó dentro de la boquita de la nena. ...