1. Cuando la mujer que amas te da una sorpresa inesperada


    Fecha: 17/09/2023, Categorías: Anal Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... inmóvil mientras tanto. Una vez él se echó en la cama, como Yazmín le había comandado, lo ató a tal lecho con implementos que ella ya tenía en el cuarto. Se veía que se había preparado con antelación.
    
    Aquél se dejó hacer.
    
    “Te voy a recompensar como te mereces”, le dijo Yazmín al cautivo, una vez ajustó bien los amarres que lo sujetaban.
    
    Pese a la incómoda posición (sus extremidades se estiraban a cada una de las cuatro esquinas de la cama) aquel hombre estaba extasiado esperando el placer que esa mujer podía brindarle. No obstante, después de unos minutos, notó que Yazmín había salido de su campo visual. No la veía ni la escuchaba ya.
    
    “¡Yazmín! ¡Yazmín!”, gritó cuando le colmó la inquietud.
    
    Afinando el oído la escuchó hablar, pero hablaba con alguien más. Cuando la volvió a ver con el rabillo del ojo notó que Yazmín se le volvía a acercar, pero que venía acompañada.
    
    “Hola Álvaro”, le dijo el hombre.
    
    “¡¿Roberto?! ¡¿Qué caraj... qué haces aquí?!”, le dijo el cautivo, tomando consciencia inicial de que “algo” iba mal.
    
    Mal, pero que muy mal, él estaba atado, desnudo y expuesto en esa posición supina mientras que aquel otro hombre, Roberto, le sonreía afable y comenzaba a desnudarse.
    
    “¿Yazmín... qué está pasando?”, esta vez dijo dirigiéndose a la mujer.
    
    “Roberto es parte de la sorpresa que te preparé”, le dijo la hembra que él tanto deseaba.
    
    Su instinto se disparó entonces llenando su ser de espanto por lo que vendría.
    
    “¡Suéltame...!”, gritó, ...
    ... ya entendiendo de lo que se trataba.
    
    La mujer lo veía sonriendo de satisfacción por su reacción aterrorizada.
    
    “¡Roberto... suéltame!”, dijo, ahora dirigiéndose al hombre quien seguía desvistiéndose.
    
    “Mira hermano, no creas que esto es cosa mía, eh... a mí sólo se me contrató para realizar lo que hago. Y tú me conoces, es mi oficio, en esto no hay sentimientos”.
    
    “Pues yo sí asumo la responsabilidad de lo que te va a ocurrir”, pronunció Yazmín.
    
    El asustado hombre volvió la vista a ella.
    
    “...así como tú deberías asumir las consecuencias de tu descaro. ¡¿Qué pretendías al mandarle ese video a Álvaro, eh?!”.
    
    “Yo sólo... Sólo quería estar contigo. No quería perjudicarte, sólo quería que estuvieras conmigo”, le dijo casi a punto de llorar. “Perdóname. Te pido que me perdones”.
    
    “Pues ya es demasiado tarde, jodiste mi matrimonio, mi vida. Ahora toca joderte a ti”, y Yazmín utilizó su celular para grabar lo que estaba ocurriendo.
    
    Roberto continuaba desvistiéndose, retirando por fin sus calzoncillos, dejando así libre al morsolote que allí se había resguardado. El vigoroso apéndice se erectó de inmediato maquinalmente, y el hombre procedió a subirse a la cama.
    
    “¡¿Pero qué... qué pretendes?! ¡No! ¡¡¡Nooo!!!”, gritó el impedido hombre al sentir el peso del musculoso macho sobre la misma cama en la que él estaba.
    
    El grueso y vergudo miembro del macho (que en ese momento lo estaba montando a horcajadas) rozó uno de sus muslos y la sensación fue horrible para ...