1. La señora Luisa


    Fecha: 18/09/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Fesancol, Fuente: CuentoRelatos

    Hace poco me invitaron al aniversario del club de patinaje donde laboré por más de 6 años, asistí con mi familia y me encontré con viejos conocidos, entre ellos la señora Luisa, que a pesar de haber pasado 10 años de no verla no perdía su elegancia, nuestro saludo fue efusivo, yo alabé su belleza y ella se sonrojó, debe estar cerca de los 65 años ya, pero aún conserva algo de figura.
    
    A ella la conocí cuando llevaba a sus nietos a los entrenamientos, aunque en un principio se mostró muy parca y algo engreída, de a poco fuimos compaginando muy bien, nuestra confianza creció y por eso nuestras chanzas eran algo pasadas de tono, ella siempre iba vestida de licras deportivas y se notaba mucho sus gruesas piernas, sus caderas anchas y sus buenas nalgas, su rostro denotaba sus años, pero era muy elegante, en ocasiones asistía en pantalones vaqueros que hacían marcar más sus atributos.
    
    Una de las mamás del grupo un día requirió de mis servicios de rehabilitación y debido a sus buenas referencias la demanda de mis servicios se aumentó en un alto porcentaje, tanto que llegué a solo atender a padres, madres y abuelos del club, entre mis pacientes estuvo Daniela la hija de la señora Luisa, en las dos primeras sesiones no me encontré a la señora Luisa, la tercera vez me encontré con una gran sorpresa, llegué a la cita y toqué a la puerta, me abrió la señora Luisa vestida en un top negro y un pequeño calzón, ella pensó que quien llegaba era su hija, se puso colorada al verme, se ...
    ... disculpó, me invitó a pasar y salió corriendo a su cuarto a colocarse más ropa, cuando ella regresó yo la molesté mucho por lo que había visto, me ofreció algo de tomar mientras su hija llegaba, ella seguía apenada por la situación y repetía que estaba avergonzada.
    
    Su hija no tardó en llegar, yo realicé mi labor y me retiré para seguir trabajando.
    
    En el siguiente entrenamiento ella volvió a repetirme que estaba apenada, yo la miré de arriba abajo y le dije: “voy ser muy sincero, creo que más de una de las mujeres que están aquí, quisieran tener los atributos que tienes tú”, ella abrió los ojos asombrada y no dijo nada, espero que eso no cambie en nada la bonita relación que tenemos, cerré diciendo. Ella sonrió y yo continúe con mis labores.
    
    Visité su casa tres veces más y el día de la última terapia de su hija, la encontré cubierta solo por una toalla, ella disponía a bañarse y su hija no estaba en casa, pasa, ponte cómodo, mi hija está en camino, me dijo, y se metió a la ducha. Me senté a esperar la llegada de mi paciente, pasaron varios minutos y vi pasar a Luisa hacia su cuarto, minutos después ella salió vestida muy elegante, nunca la había visto en tacones y la verdad se veía divina, alabé su belleza y ella me respondió con un gracias, ella llamo a su hija y esta le respondió que estaba en medio de un trancón y que estaba demorada, me pidió que la disculpara y que por favor la esperara.
    
    Yo mientras tanto bromeé con Luisa, le dije: “lástima que hoy se acaban las ...
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