Estos fríos días de marzo
Fecha: 30/09/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos
... entre sus labios, antes de continuar hasta el final; "Ooh, oohh, sííí, Mariví". Y me sacaba una promesa a la misma vez que el semen.
"No sé nada de Yolanda", me informó una de las putas que rondaban por la calle estrecha; "Ya no vive aquí", dijo otra; "¿Dónde vive ahora?", pregunté; "No sé"; "No sabemos"; "¿Quieres follar, guapo?", me propuso una tercera que por ahí estaba; "¿Cuánto?", pregunté; "Cuarenta, y te lo hago rico rico". Me fui con ella. Era una morenaza de caderas finas y tetas grandes que se quitó el mono rojo que llevaba en un instante en cuanto entré en su habitación. "¿Cómo quieres?", me preguntó; "Por detrás", le dije. Se colocó a gatas sobre el colchón y yo lo me arrodillé detrás; me saqué la polla del pantalón y, tras ponerme el preservativo, se la metí por su estrecho agujero. "Ay, canalla", exclamó, "vaya pollazo". Me agarré a la cintura de la puta y emprendí mi cubrimiento con vigorosas embestidas, a las que la puta respondía con sonoros gritos de satisfacción: ...
... "Aahh, aahh, aahh". A punto de eyacular, solté: "Yolanda", y la puta soltó: "Aahh, la pobre". Paré. "¿Qué has dicho?", pregunté; "Nada, nada, sigue, guapo, córrete". Saqué mi polla del agujero y me tumbé bocarriba pensativo sobre el colchón. La puta se apoyó en uno de sus codos y se arrimó a mí. "Guapo, no he dicho nada, no me hagas caso..., digo cosas mientras me follan, pero no son en serio", se explicaba la puta entretanto me quitaba el preservativo y comenzaba a pajearme, "vamos, vamos, guapo, córrete, córrete". Su mano empuñaba mi polla y la recorría de arriba a abajo. "Uf, sí, vamos, me corro, me corro, oohh". Mi semen salió disparado y cayó esparcido sobre el brazo de ella. Después dijo: "Yolanda está muerta".
Yolanda murió de pena
por no tener un amor,
por follar con este actor
que le puso una cadena.
Saberlo fue su condena:
que su madre muerta está
por culpa de él. Ay, será
ahora ella la que se muera.
Ya el infeliz desespera
con razón: su hora vendrá.