Los pies de mi crush madura
Fecha: 01/10/2023,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Docrates, Fuente: CuentoRelatos
... qué te dedicas, qué te gusta...? jajaja
—... trabajo en Faurecia, en el área de calidad... ummm me gusta el metal y tocar la guitarra como viste hace rato jajaja.
—A mí también me gusta el metal y el rock aunque no se note por cómo me visto pero es por el trabajo... trabajo en contraloría municipal.
—No pensé que te gustara el metal.
—No pensé que fueras inge., creí que eras contador o algo así —respondió riéndose—. ¿Cuántos años crees que tengo...?
—Uhmmm... unos... 32, 33...
—Nah ah, tengo 36.
—No te creo.
—En serio.
—Pues no se te ven.
—¿Tú cuántos tienes?
—27.
—Tú sí te ves de 30 y algo —respondió riéndose muy coqueta.
—Jajaja sí, me lo han dicho.
Seguimos bebiendo y pronto entramos en confianza y hablábamos como los más entrañables amigos.
Después de 4 cervezas vi como ella se ponía más cómoda y se derretía sensualmente en el sofá, se quitó los Converse y subió los pies dejándolos muy cerca de mí. Me estaba volviendo loco por tocarlos pero no me atrevía. Pronto noté que con sus manos se sobaba las plantas y los dedos mientras platicaba, así que interrumpí su charla abruptamente para preguntarle si le dolían los pies.
—Sí, es un pedo andar con tacones todo el día, de lunes a viernes—. Respondió más suelta por alcohol.
No dudé ni un segundo y comencé a sobar yo también, ella me miró un poco asustada pero le dije:
—Tranquila, tengo una amiga que es kinesióloga y me enseñó algunas cosas, se cómo ayudarte.
Era una ...
... total mentira pero no podía desaprovechar el momento. Me recorrí hasta el final del sofá y puse sus pies en mi regazo, le quité los calcetines y comencé a sobar y acariciar cada hermoso dedo, sintiendo su textura suave y tersa, después amasé sus talones suavemente y cuando la sentí más relajada comencé a hundir las yemas de mis dedos en sus plantas.
Estaba excitado con esos ricos pies en mis manos que no había percibo su rostro. La miré y estaba extasiada con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el recarga brazos del sofá. Seguí masajeando sus plantas y escuché un leve gemido escapar de su boca. Seguí el masaje, puse sus pies en mi pecho y ya sin control sobre mis deseos olí cada rincón y porción de piel de sus pies. Me perdí completamente y comencé a frotarlos en mi cara, supongo que mi barba le hacía sentir cosquillas pues sus dedos se engarruñaban y eso me excitaba más. Ya no tenía freno y sin pensar en ninguna consecuencia los comencé a besar del talón hasta los dedos. Aquí Verito se comenzó a sentir muy extraña pues en algún momento abrió los ojos y puso rígidas las piernas dificultando que las acercara a mi rostro.
Nos miramos fijamente a los ojos, yo sabía que no había vuelta atrás; si daba un paso más podría ser para bien o para mal. Ella no me quitó la mirada de encima en señal de aprobación y yo me enfoqué en halar nuevamente sus pies hacia mí para besarlos mientras nos mirábamos fijamente.
Ya sin miedo alguno saqué mi lengua y lamí sus plantas, ella se ...