1. Tropa Loca (4)


    Fecha: 10/10/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    ... pues podríamos caer. “No, Tita, ahora la pequeñita eres tú” dijo y me sacó el primer orgasmo con su lengua. Luego me depositó en la cama y se acomodó para hacer el 69, sacándome más orgasmos. Yo lamía y chupaba su miembro, me colocaba sus enormes huevos en la barba y en el cuello mientras se la mamaba. Recuerdo que yo gritaba con tanta lengua que él me daba y escuchaba cómo tragaba Pepe el abundante flujo que me provocaban las caricias de su boca al meterla muy adentro de la vagina y las chupadas de clítoris.
    
    Descansé un poco, acariciando el vello de su pecho y lamiéndole los pezones. Pepe me acariciaba las chiches, jugaba con ellas moviéndolas hacia el centro de mi cuerpo y luego las soltaba para que la gravedad hiciera que cayeran y rebotaran, él las veía y sonreía.
    
    Se sentó en la cama y, como si fuera una muñeca de trapo, me cargó para quedar yo sentada en su miembro, sin penetrarme. Me movió asiéndome de las tetas resbalando su pene en mi inundada raja, el cual veía salir y ocultarse en mi pelambre. Volteé mi cara para besarlo y sentí cuando entró su tranca en mi vagina, continuó con el movimiento, resbalándome de arriba abajo hasta que me vine otra vez, volviendo a gritar.
    
    Me dejó reposar, con su miembro tieso adentro de mí. Me pidió que me pusiera en cuatro y me cogió de perrito, con mucho brío sacándome un tren de orgasmos hasta quedar exhausta. quedé con la cara en la cama, sollozando y soltando lágrimas, pero las nalgas en vilo porque me detenía con sus ...
    ... manazas de la cintura. Sentía palpitar su verga dentro de mí y pensaba “¡Hasta cuándo se irá a venir este muñeco!”, pero la muñeca era yo…
    
    –Ya no aguanto más, Pepe, déjame descansar –le supliqué débilmente.
    
    Se salió de mí y quedé acostada bocabajo.
    
    –¡Sigues siendo muy bella! y tienes las chiches más grandes –dijo acariciándome lo que de ellas salía de mis costados. Me cubrió la espalda y las nalgas de besos. Me abrió las piernas y se puso a saborear el flujo que me salía. Lamió el periné y su lengua llegó a mi ano. Metió la punta de su ápice lingual varias veces. Pensé que quería cogerme por el culo. “No se te vaya a ocurrir metérmelo por allí”, le dije sin moverme ni abrir los ojos. Me lamió las nalgas y la espalda, también la lengua recorrió la parte sobresaliente de mi busto. Dormí un poco mientras él me contemplaba y acariciaba las piernas.
    
    Por último, cuando dieron las seis. me puso bocarriba, me chupó las tetas mientras me abría las piernas y, sin despegar la boca de ellas, me penetró. Se movió hasta venirse, yo ya no podía sentir orgasmos, pero me dejaba hacer el amor a su gusto. Sentí el calor de su venida, abundante y dejó caer por unos instantes sus casi cien kilos sobre mi cuerpo. Se colocó para acostarse a mi lado y miré un hilo blanco desde mi vagina hasta su pene. No lo pensé dos veces, me incorporé para mamárselo y exprimirle lo que pudiera haberse quedado en cuerpo de su falo. Luego lo besé. “¿Verdad que sabe rico…?”, le dije recordando la vez que ...