1. Toda una señora puta...


    Fecha: 18/10/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¡Claro! Contesté. Ella no tardará. Y él salió. Cuando bajamos volvimos a encontrarlo. Laura, la llamó, gracias, le dijo dándole un afectuoso abrazo. Tenemos que volvernos a ver. Y se fue. ¡Qué extraño! Pensé.
    
    Eran como las 10:30 pm y el lugar se estaba volviendo un tanto caótico. Había mucho movimiento. Las muchachas iban y venían. Había parejas en las mesas y gente bailando. Y pensé ¿de dónde habrá salido tanta gente en un momentico? Laura había bajado totalmente arreglada y dispuesta a continuar con el compromiso adquirido. Hubiera podido parar ahí, había imaginado yo, no había obligación alguna, pero, según me percaté, estaba decidida a continuar. No más llegar al primer piso, la señora Magda le hizo señas. Y ella, despidiéndose de mi con un agite de su mano derecha, acudió a su encuentro. Yo seguí de largo a la barra, para instalarme como habíamos acordado desde un principio. Recién lo estaba haciendo cuando la vi a ella, a la distancia, regresar de vuelta hacia los pisos superiores, llevando de la mano a un hombre, algo robusto y tal vez de su misma estatura. No se veía tan joven y tenía la apariencia de un artista, quizá, con su cabello rizado, vestido muy informal. Ella ni volteó a mirarme y los vi desaparecer.
    
    Quedé con la curiosidad de saber cómo se darían las cosas esta vez, aunque era claro lo que iba a suceder. Pero, habiendo sido testigo de su encuentro con su primer cliente, la verdad, trataba de imaginar en mi mente cual iba a ser su rutina esta vez. Con ...
    ... el primero hubo oportunidad de charlar, bailar y conocerse un poco, pero con este otro el encuentro caía en la categoría de un rapidito o un “polvo express”, como dicen los muchachos hoy en día. Y no sé porque, en medio de aquel ambiente, al parecer estaba sufriendo un tanto por no saber qué estaría pasando con ella en ese momento.
    
    Tal vez habrían pasado los treinta minutos, o más, cuando la vi bajar de nuevo, luciendo como al principio, como si nada. Encontré extraño que no volteara a mirar hacia la barra, pero entendía que ya se había metido en el cuento y estaba atenta al desarrollo de la situación en aquel lugar. Se dirigió directamente al sitio donde se reunían las muchachas para recibir a los clientes y, esta vez, no más llegar ahí, nuevamente la engancharon con otro sujeto. Y ella, al parecer sin disgusto, se unió a él y estuvieron intercambiando algunas palabras mientras tomaban una decisión.
    
    Era un tipo delgado, más bien alto, con poco cabello, se le veía un tanto calvo, elegantemente vestido. Se sentaron en una mesa, pero casi al instante salieron a bailar. Estuvieron en la pista lo que duraron dos canciones y, volviendo a la mesa, Carolina, la chica del datáfono, llegó para cerrar el trato. El tipo no pidió servicio de bebidas, por lo cual, me imagino, la idea del baile era para tantear el terreno y ver, tal vez, si tener la aventura con mi mujer era una buena elección. El baile, pensé, era la excusa para palpar lo que iba a tener a su alcance, si se decidía ...
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