1. Mi amiga Julieta, su jefe y un polvo que le cambió la vida


    Fecha: 18/10/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Martina Paz, Fuente: CuentoRelatos

    ... olvidar el motivo de la primera, como así también las relaciones y el entorno laboral en el que se encontraban.
    
    Julieta comenzó a llorar previniendo el vendaval de cosas malas que vendrían para la editorial a causa de estar obligados a aumentar todos los servicios. Bruno, con mucha más experiencia en el campo, trataba de consolarla diciéndole que esas crisis estaban a la orden del día y que muy pronto podrían reacomodarse. Ella confiaba en él, pero nada que dijera la hacía entrar en razón. Se sentía perdida, estafada, dolida, desesperada. Quizás fue en un acto de desesperación por no poder calmarla, ayudado por el vino, que él utilizó una de las tácticas más antiguas y, ¿por qué no?, más efectivas para calmar a una mujer: un beso.
    
    Un beso suave, delicado, incluso algo tierno, al que ella respondió con una violencia avasallante. Al sentir apenas el contacto de sus labios, saltó como un conejo en celo, colgándosele del cuello y rodeándolo con sus piernas. Suspendida en el aire, su lengua ingresó a la boca de él sin que ninguna barrera le impidiese el paso. El alcohol le jugó una mala pasada a sus piernas, que siendo obligadas de repente a cargar con el peso de otro cuerpo, decidieron dejarse vencer. Cayeron al suelo con un golpe seco, amortiguado por la impoluta alfombra bordó.
    
    El golpe no hizo más que encender la, hasta el momento desconocida, pasión de Julieta. Sin cortar con el beso, desprendió de un tirón todos los botones de su camisa, dejando sus prominentes ...
    ... pechos apenas cubiertos por el corpiño negro con bordes de encaje. Esto no iba a durar demasiado tiempo así, ya que, con un movimiento magistral, Bruno desprendió el sostén para liberarle las tetas. Recién ahí, y con gran esfuerzo, el hombre pudo desprender a su boca de la de mi amiga, para llevarla directamente a sus tetas. Envalentonado por la sorpresa y la repentina calentura, no las chupó, las succionó como si de eso dependiera su vida.
    
    Afuera, una terrible tormenta comenzaba a caer sobre el cielo de Córdoba. Tormenta que no le llegaba ni a los talones a la que arreciaba dentro de la oficina. Con las tetas ya con marcas de mordidas, Julieta le quitó la remera a su jefe, dejando al descubierto un cuerpo bien trabajado en la zona de brazos y pectorales, pero con algo de pancita en la zona abdominal. Sin siquiera pensar todavía en lo que estaba sucediendo, mi amiga empujó a su jefe para que se recostara sobre la alfombra. En esa posición, era mucho más fácil quitarle los pantalones y el bóxer. Lo hizo, para encontrarse con una pija de tamaño estándar, pero totalmente erecta y apetecible.
    
    Julieta comenzó a chuparle la pija de forma atolondrada, ansiosa, caliente, dispuesta a comérsela entera. Él tuvo que pedirle varias veces que bajara un poco la intensidad, hasta que logró encontrar el ritmo adecuado. El pete duró aproximadamente quince minutos, hasta que Bruno dijo que no podía más. Mi amiga tomó esto como indicio de que ya era su momento de disfrutar, por lo que se subió ...