1. Nada se compara al amor fraternal


    Fecha: 18/10/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cuyo instinto animal lo había empujado a volverse libidinoso. Lo único que quedaba fuera del alcance del espejo era el tren inferior, es decir, de la pelvis para abajo.
    
    A él no le molestaba el hecho de tener un miembro corto y circuncidado, lo que le importaba era que funcionase a la perfección. Los arrugados escrotos debajo del caído apéndice masculino tenían el tamaño de huevos de gallina y venitas visibles. Cuando estaba excitado, su erección se encorvaba un poco hacia arriba y alcanzaba los doce centímetros, el glande se expandía como el píleo de un hondo, el meato urinario quedaba expuesto, las protuberantes venas resaltaban en la carne del órgano enhiesto.
    
    Dejó de examinar los detalles externos de su cuerpo, se metió en la bañera, encendió la ducha eléctrica, abrió el grifo, se dio un baño con agua tibia, tomó el jabón y se enjabonó todo el cuerpo. Exploró todos los recovecos de sus extremidades con el espumoso trozo de jabón, disfrutó la paz bajo la refrescante agua, cerró los ojos y se imaginó a Martina desnuda. Pensar en ella lo extasiaba hasta el punto de ponerlo tenso.
    
    El precioso cuerpo de esa rubia rellenita de ojos claros, de culo pomposo y tetas abultadas, lo embriagaba de amor. Las fantasías con ella siempre lo ponían cachondo. Dirigió la mano derecha, enjuagada con agua espumosa y restos de jabón, a la zona baja del cuerpo, manoseó el bulto y palpó la zona erógena a fin de reavivar la llama de la lujuria. En poco tiempo, obtuvo una erección bien ...
    ... tiesa y la siguió manoseando hasta el hartazgo.
    
    En ese ínterin, Rosana sentía que los dedos le tiritaban y los dientes le castañeaban. Tan nerviosa estaba que no podía controlarse. Se desvistió, manoteó una cajita que estaba debajo de la cama, sacó una bolsa y tomó el vibrador que le había obsequiado Alexa. Era un miembro macizo de veinte centímetros de largo y cuatro centímetros de grosor. Quitó la rosca de la parte de abajo, le colocó las baterías en el interior, lo enroscó, lo encendió y se lo llevó a la boca.
    
    Acto seguido, lo lubricó con gel íntimo, lo movió hacia abajo, lo llevó derechito al esternón, hizo que las tetas le vibraran y los salientes pezones se le endurecieran, dando inicio una nueva sesión de precalentamiento. Tomó más lubricante y embadurnó las tetas con el aceite inoloro a base de agua. Mantuvo la constancia dibujando círculos con el vibrador encendido sobre la parte superior de su cuerpo. El roce con los pezones la ponía bien cachonda y la obligaba a resollar con éxtasis.
    
    Prosiguió el juego desplazando el vibrador desde el pecho hacia abajo, pasando por el vientre, el ombligo, el velludo monte de Venus y los genitales. Dirigió la punta del juguete al clítoris y lo frotó por ese botón carnoso lleno de terminaciones nerviosas, ubicado en la parte alta de su sexo. Estimuló la parte externa de esa zona hasta alcanzar una erección clitoral. El glande del órgano respondía muy bien a la estimulación que el juguete le estaba dando.
    
    La mano izquierda la ...
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