Fantasía en tres actos (1)
Fecha: 26/10/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Vaquita, Fuente: CuentoRelatos
Como aclaración previa, diré que soy casada, pero siempre he tenido ganas de tener aventuras extramaritales. Mi marido me trata bien en todos los sentidos y en mis sueños las he vivido. Últimamente, al leer los relatos de algunas damas de mi condición, me ha atraído aceptar las propuestas de coito, o al menos contar y recrear las fantasías que he soñado y otras con las que me he masturbado.
En este caso, el sujeto de mi calentura literaria es uno de mis admiradores con quien he tenido deliciosos roces y propuestas quien de muchas maneras, delicadas unas y otras muy lascivas, me ha confesado que le gustan mis tetas y que, al menos, le gustaría que lo dejara estrujarlas y mamarlas.
Él tiene más de 50 años, y yo 45. Me ha tomado muchas fotografías trabajando en la oficina, incluso me ha hecho acercamientos a mi rostro y a mi pecho cuando llevo escote. Una vez le envié por correo algunas fotos que tomé para mis trámites en la Universidad, desde los 18 años a los 22. “Así era yo” le dije. “Igual de hermosa que ahora”, me contestó, remitiendo el escaneo de su credencial de estudiante para corresponder. Yo siempre he sido algo llenita de la cara y mis bubis ya estaban crecidas desde los 14 años. Cuando le pregunté “¿Qué haces con mis fotos?”, me respondió “Las miro una y otra vez y me deleito imaginando muchas cosas”. “¿Qué cosas?”, insistí. “Mira, ven a mi máquina, dijo y metió una USB donde abrió una foto, obtenida de Internet donde estaba una mujer de mi porte, ...
... disfrazada de diabla, con un escote tremendo, y mi cara sobrepuesta, ¡parecía que era yo! “¿Te gusta mi vaquita?”, preguntó. Yo solté la carcajada y le dije “Seguramente tienes otras más atrevidas”. “¡Claro! ¿Recuerdas que te conocí embarazada? Tengo fotos de esa época, cuando tu primer embarazo, y también a algunas le hice su ‘tratamiento’ con algunas señoras de tu tipo que modelan desnudas y embarazadas”. Yo pongo cara de sorpresa y me confiesa mostrando una sonrisa lúbrica “En mi casa tengo una gran colección de tus fotos, para mi uso particular…”. Ya no pregunté más y me retiré dándole una sonrisa que capturó con su móvil.
Una ocasión, me regaló un calendario de una postal con un acercamiento donde está un bebé siendo alimentado por su madre; “Para que me recuerdes…”, dijo y me miró al pecho dando un suspiro, en seguida me dio el abrazo de Año Nuevo y deslizó una de sus manos al frente oprimiéndome una teta. Quedé estupefacta y ¡obviamente me calenté!, pues él no me es indiferente. Pero me separé sonriente, bajándole su mano. Esa tarde, decidí comenzar a escribir esta fantasía con Mario (así lo llamo aquí).
En la oficina, es la hora del receso para desayunar. Casi todos han bajado al sótano donde están las máquinas expendedoras de frituras, refrescos y pastelillos. Mario está descansando en una silla y me acerco por detrás hacia él. Lo tomo de los hombros y le restriego mi pecho en la cabeza, la cual inclina hacia arriba y me sonríe. Le beso la frente.
–¿Qué vas a hacer ...