Fantasía en tres actos (1)
Fecha: 26/10/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Vaquita, Fuente: CuentoRelatos
... saliendo de aquí? –le pregunto con coquetería.
–Lo que tú quieras –me responde.
–¿Me puedes llevar a mi casa? No traje auto y mi marido no puede venir por mí.
–¡Con todo gusto! –responde moviendo su cabeza entre mi pecho y me comienzo a mojar.
Se oyen pasos y voces por la escalera, señal de que algunos compañeros regresan y me separo para colocarme al frente de Mario en la mesa de trabajo.
–Quiero tener la oportunidad de saber cómo mamas –le digo en voz baja y sus ojos se iluminan.
–¿A qué lugar quieres ir antes de llegar a tu casa? –me pregunta emocionado.
–A ninguno, sólo quiero que me dejes cerca de mi casa –le respondo y su cara deja ver un mohín de tristeza–, pero en el estacionamiento, sabré cómo mamas…–concluyo y su rostro se alegra.
A la hora de la salida, esperamos que se desocupe un poco la oficina y bajamos al estacionamiento. Nos abrazamos y viene el primer beso, así como el primer estrujamiento de chiches.
–¡Espera, aquí puede vernos alguien! –le digo y me suelta.
Llegamos a donde está su auto. Hay otros dos más un poco alejados. Aprovecho para soltarme el broche del sujetador, antes de subir al carro, mientras Mario me abre la puerta. Cuando él sube a su asiento, simplemente me subo el suéter ligero que porto y las copas del brasier, quedando mi busto al descubierto. Vigilo que no se acerque alguien y aprovecho que el respaldo del asiento nos oculta de posibles miradas.
–Muéstrame –le ordeno a Mario quien tiene una cara de ...
... enajenamiento mirando mis pezones, las líneas que en la parte superior de mis tetas ha formado la tirantez de mi volumen y la fuerza de gravedad con los años.
Mario no pierde tiempo y se pone a mamar, le acaricio la cara y el pelo como si fuese mi bebé y se me escapa la frase clásica que le digo a mi esposo en esas circunstancias: “Mama, mi bebé, mama”. Él lo hace con mayor empeño, sigue mamando la teta izquierda, presionándola con una mano y estirando el pezón derecho con la otra, dándole giros para retorcerlo. Yo disfruto sus caricias y me mojo la pantaleta. “La otra, antes de que venga alguien”, le pido y Mario cambia de teta.
–Ya, viene alguien –digo y lo separo–, vámonos –le ordeno bajándome el suéter y el brasier.
–No llegará hasta aquí –me dice metiendo su mano bajo el suéter.
–Ya vámonos –insisto, sacándole la mano de mi ropa y él arranca el auto.
–¿Te gusto cómo mamo? –me pregunta mientras yo me abrocho el sostén.
–Sí, pasaste la prueba –le respondo acariciando su pierna y subo mi mano para apretar la turgencia–, pero aún faltan otras…
–¿A dónde vamos para la siguiente prueba? –me pregunta.
–Será algún otro día cuando te examine este aparatito, más bien: ¡aparatote! –exclamo dándole más estrujones en la zona del glande donde se ha mojado el pantalón.
–¡Qué rico hubiera sido que la prueba anterior me la hubieras puesto cuando estabas amamantando! –me expresó sin remilgos.
–Hasta crees… –le respondo–. Además, ahora ya está muy colgadas y bofas. ...