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    Fecha: 30/10/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... en ese caso.
    
    Me decidí por una minifalda negra de vuelo, la más corta que tenía. Una blusa blanca, en este caso tan fina que se trasparentaba el sostén. Con irme abriendo botones del escote podría mantener su atención.
    
    El peinado en un recogido, levantando la melena para que el cuello quedara libre. Un maquillaje sin excesos, las sandalias con el tacón más alto que pude encontrar. Y solo una sencilla gargantilla como única pieza de joyería. Mirándome al espejo decidí que era posible que un chico como él se fijara en mí.
    
    Me consideraba preparada, después de echar unos condones al bolso, al menos lo más que podía aunque no pude quitarme los nervios de encima.
    
    Llegué pronto y me pedí mi veneno habitual un cuarenta y tres cola, para intentar relajarme. Miraba al resto de la parroquianos dudando de si se presentaría o todo sería una broma cuando lo vi entrar.
    
    Llevaba una camisa blanca que se le pegaba al pecho dejando poco a la imaginación, sus vaqueros ajustados tampoco y unos mocasines. No me fue difícil reconocerlo, aparte de que era como en las fotos, era el chico más guapo del sitio y me buscaba a mí entre todas las mujeres del local.
    
    Le hice una seña y con una preciosa sonrisa vino directo hacia mí. Cogiendo mi cintura y sin decir nada me dio dos besos en las mejillas, cerca de la comisura de los labios.
    
    - Bueno Yolanda ya me ves en vivo. ¿Qué te parezco?
    
    - Aún mejor de lo que me esperaba. ¿y yo? ¿no te defraudo?
    
    - En absoluto. Ya sabía lo que me ...
    ... iba a encontrar y lo esperaba con ansia.
    
    Llamé al camarero que se había entretenido bastante hasta ese momento echándole buenos a mi sujetador y le pedí una copa para él. La recogimos y nos fuimos al fondo del local.
    
    Que yo sepa aún hoy siguen estando los cómodos sofás en los que las parejitas pueden estrechar lazos. Y meterse mano de forma descarada.
    
    Nos sentamos muy juntos aunque yo hubiera preferido hacerlo sobre sus muslos. Ya nos habíamos contado casi todo lo necesario en las charlas que habíamos tenido en el chat así que cogí una de sus manos y la puse en mi muslo.
    
    Me pareció ridículo andarnos con timideces y se merecía que yo cortara el hielo. Acariciaba mi pierna con suavidad y noté un gesto de sorpresa cuando llegó a la blonda de la media y tocó directamente mi piel. Creo que en ese momento se dio cuenta de que llevaba un liguero.
    
    Me hablaba al oído rozando mi oreja con sus labios y a veces con la lengua. Pero no decía mucho, ni falta que hacía aparte de algunos cumplidos.
    
    - Me gustaste desde la primera foto que ví y me encanta tu actitud.
    
    Yo aprovechaba para acariciar su torso que me tenía impresionada desde la primera vez que lo vi en una foto. Conseguí meter la mano entre los botones de la camisa y acariciar y pellizcar uno de sus pezones. El gemido con que me deleitó hizo que todo aquello valiera la pena.
    
    Al fin mirándolo a los ojos busqué su boca. Sus dulces labios me devolvieron el beso mordisqueando los míos juguetón. Saqué la lengua ...
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