La chica de la piruleta
Fecha: 30/10/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos
La casualidad de que fuera amiga de una compañera de trabajo me llevó a conocerla, aunque yo ya me había fijado en ella porque la había visto caminando por la ciudad. Parecía muy agradable y casi siempre tenía una piruleta en la boca. Se podría decir que era una autentica adicta a esa golosina. De pelo moreno, liso y bastante largo, solía pensar al verla, que con esa carita y esos labios estaba para comérsela con su dulce favorito incluido.
Fue también gracias a una casualidad que tuve la oportunidad de pasar una tarde a solas con ella que se alargó inesperadamente.
Era un día de mucho frio en pleno invierno y la “chica de la piruleta” entró a la red de mensajería que todos utilizábamos en esa época. Yo estaba conectado y tranquilito en mi casa, disfrutando del calor de la calefacción y de buena música, o al menos lo que yo consideraba como tal. Inmediatamente después de que accediera a la aplicación se abrió una conversación.
Era estimulante conversar con Ana, así que no pensaba hacerla esperar.
Noté enseguida que aunque me preguntaba que tal me iba y hablaba de cosas cotidianas, parecía estar dando un rodeo y pronto iba a pedirme algo.
Tal y como pensaba. Al parecer necesitaba un libro sobre Diseño Gráfico porque quería hacer un regalo a un amigo y no sabía cómo crearlo. Por lo visto había escuchado que existían programas de ordenador milagrosos que te permitían pintar dibujos con acabados de pintura muy interesantes, pero no tenía ni idea de cuales ni cómo ...
... usarlos, así que le dije que podía hacerlo yo, ya que tenía algo de tiempo libre. Insistió, sin embargo, en que prefería aprenderlo, quizás para futuras ocasiones o simplemente porque era una chica curiosa y práctica. Así que quedamos en que se pasaría por mi casa a buscar el libro un rato después de desconectarse.
Y ver su desconexión me puso tremendamente nervioso.
Me sentía como cuando estas apunto de vivir un acontecimiento muy importante en tu vida, y me invadió la necesidad de arreglarme un poco y colocar mi cuarto dejándolo apto para visitas.
Al cabo de un rato llamaron al timbre, pero las primeras veces no me di cuenta porque en mi casa se escuchaba tan bajo que había que afinar bastante el oído, así que fue al tercer timbrazo cuando finalmente me percaté y bajé corriendo a abrir la puerta, donde Ana, muerta de frio, con los brazos cruzados y con el abrigo abrochado hasta arriba, estaba plantada mirándome con cara de indignación por hacerla esperar.
– ¡Creí que me dejabas tirada en la calle! – me dijo.
– Lo siento, es que entre que este timbre se oye poco y yo estaba distraído pensando en que sabor tendría la piruleta que traerías hoy, no di cuenta de que estabas llamando a mi puerta.
Según entraba sonreía y me comentaba que acababa de comerse una de sandía. Yo mientras tanto, la miraba encantado de tenerla tan cerca y la invitaba a pasar al calor del hogar.
Accedió observando cómo era mi casa y comentando que le parecía grande. Ciertamente mi casa ...