1. Estrené a una Testigo de Jehová (II)


    Fecha: 16/11/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Omar89, Fuente: CuentoRelatos

    Transcurrieron los días, pero ni un solo momento dejé de pensar en Alicia, en cómo su cuerpo desnudo abrazaba el mío, de cómo sabían sus labios y cómo su mano agitaba mi fuente de la vida; con esa inocencia y pureza que no había visto antes en otra persona con la que tuviera relaciones sexuales. Me costaba creer que alguien a sus veintidós años y con ese cuerpazo pudiera ser virgen hoy en día, pero así era.
    
    Por mi parte, solía mandarle mensajes al Whatsapp a cada momento en que tenía oportunidad de hacerlo, y ella respondía con muchos emojis de corazones. Al menos respondía de forma positiva a mis mensajes, lo que me daba esperanzas para culminar en nuestro próximo encuentro. Soñaba despierto con tenerla de nuevo entre mis brazos mientras le hacía el amor una vez tras otra, hasta acabar sin aliento.
    
    En mi casa escribía poemas de amor para tratar de expresar lo que sentía por ella, me costaba centrarme en mis estudios, mientras que en la misa de la tarde trataba de buscar el perdón de Dios por lo que hice aquel día y lo que estaba dispuesto a hacer en apenas unos días. En cierta ocasión, mientras paseaba por la calle, me crucé con dos individuos, mayores que yo, que no sé cómo habían oído hablar de nuestro encuentro carnal en mi piscina. Tras preguntarme si era tal, me empujaron mientras me decían: “¿No te da vergüenza lo que has hecho con Alicia? ¿Por qué te aprovechas de la fe de alguien para conseguir sexo?”, dijo uno, “Eres un enfermo, ¿acaso no sabes que eso es una ...
    ... afrenta hacia ti y sobre todo hacia Dios?”, respondió el otro.
    
    Como pude me solté de las manos de aquellos dos inquisidores, mientras respondía: “Alicia tiene ya una edad para saber lo que quiere y desea hacer, lo que ella y yo hagamos es cosa nuestra y sólo Dios puede juzgarnos, no aquellos que intentan ser sus ventrílocuos”. Llamé a Alicia para explicarle lo que había pasado y quiénes eran aquellos tipos. “Creo que son el padre y tío de mi amiga Miriam, le hablé a ella en secreto de lo que pasó entre nosotros, sólo ella lo sabe aparte de nosotros dos”, me dijo Alicia. “Me temo que esa amiga tuya se ha ido de la lengua”, le dije, “¿Y por qué se han tenido que meter en lo que tú y yo hagamos en un momento íntimo?” “Los padres de Miriam son ancianos de nuestro Salón del Reino”, me respondió. Para quien no lo sepa, los ancianos son como las autoridades espirituales de los Testigos de Jehová. “Ellos han seguido mi preparación para predicar desde la infancia, sabe que conozco y predico bien La Palabra de Dios, pero que me reúna a solas con un hombre, en este caso tú, que además no eres de la congregación, y que además hayan sabido que cometimos actos pecaminosos, no es muy favorable para mi futuro en el Salón del Reino”, me respondió, sollozando, mi querida Alicia.
    
    La situación me enfadó, porque consideraba que nadie debía meterse en nuestra relación y si algo pecaminoso había en ella, ¿quién, sino Dios, debería juzgarnos? Nosotros no éramos infieles a nadie, al contrario ...
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