1. Estrené a una Testigo de Jehová (II)


    Fecha: 16/11/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Omar89, Fuente: CuentoRelatos

    ... le bajé aquellas braguitas blancas, mientras le decía que se dedicara simplemente a disfrutar. Me cubrí con aquella falda mientras le lamía su coñito, pequeño y sin depilar. Aquel olor potente a hembra endurecía más y más mi erección, por lo que agarré con mis manos los glúteos y lamí su clítoris mientras Alicia no paraba de gemir más y más. En otro momento, sin abandonar el cunnilingus, jugaba con su vello púbico con el pulgar, hasta que finalmente se acabó corriendo.
    
    Me incorporé sobre la cama, tendido junto a ella, que no paraba de respirar a gran velocidad, tratando de recuperar el aliento. Me calentaba verla teniendo su primer orgasmo por sexo oral. Pero ya que habíamos calentado el horno, había que meter la barra de pan en él. Me bajé los pantalones y los calzoncillos, enseñándole mi miembro viril a Alicia, que estaba entre excitada y asombrada. Tras esto, me coloqué encima de ella, le desabroché la camisa blanca que llevaba, le besé los pechos por encima de su sujetador, mientras le pasaba las manos por detrás para desabrochárselo. Le quité, finalmente, aquel sujetador y mi pene estuvo a punto de explotar.
    
    Traté de calmarme de aquella emoción bebiendo un poco de agua mineral que dejo siempre en la mesilla de noche, le di otro poco a ella. Acto seguido, me coloqué el preservativo. Y después, acabé penetrándola con delicadeza mientras ella pegó un pequeño grito de dolor. Le besé en la mejilla como consolándola, al mismo tiempo que las penetraciones fueron ...
    ... paulatinamente a más velocidad. Sus pechos, con aquellos pezones de color rosa, rebotaban arriba y abajo cuando no los tenía entre mis manos. Pero lo que más lograba excitarme es ver su hermoso rostro con los ojos cerrados o entrecerrados dejándose llevar por el placer como una balsa a la deriva en el mar.
    
    Aquel movimiento pélvico junto con los gemidos de mi hermosa Betsabé particular, y el sudor mezclándose con el suyo me hizo uno con ella en aquel momento. Finalmente, me corrí mientras caía rendido sobre ella, quedándonos dormidos hasta bien avanzada la noche. Alicia había sido la primera chica virgen con la que había estado, aunque no fue mi primera vez, me sentí como si así lo fuera. Por un momento, le hice olvidar todo lo relativo a “La Atalaya”, “¡Despertad!” y a los Salones del Reino. Pero ni por un momento dejamos de pensar en Dios y en los instintos y dones que nos había dado.
    
    Alicia no abandonó a los Testigos de Jehová. Cierto es que tuvo que enfrentarse a las acusaciones de los ancianos, pero ella ya no era aquella chica tímida, sino una mujer que no se intimidaba ante miradas acusadoras. Así que, tras mostrarse arrepentida de lo que hizo y pedir perdón por haber mantenido relaciones prematrimoniales, se incorporó de nuevo al Salón del Reino como hasta entonces había hecho. Sobra decir que nos dejamos de ver por decisión suya, la cual respeté.
    
    Pienso que cada persona tiene derecho a acercarse a Dios de la manera que vea más certera (sea la católica como es mi caso, ...