Regalo de despedida en mi último día dando clases ahí
Fecha: 21/11/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: calu, Fuente: CuentoRelatos
Hola, soy Calu. Colaboro en ocasiones escribiendo para una empresa muy grande en el mundo porno y aquí me gustaría compartirles historias que allá no puedo contar. En mi perfil están mis datos de contacto por si gustan compartirme sus opiniones ya que eso me ayudará a crecer como escritor. Saludos.
Es por todos sabidos que las despedidas suelen ser en la mayoría de los casos algo tristes, pero por alguna (bendita) razón la vida tenía preparado algo inolvidable para concluir mi etapa en una escuela muy especial en mi vida. Mi último día dando clases en esa escuela…
Recuerdo que acomodaba mis cosas para dejar mi escritorio limpio cuando sin darme cuenta el pecado se puso frente a mí sin yo percatarme, provocándome un pequeño susto que, contrario a lo que supone casi matar de un infarto a alguien, causó gracia en Gaby, una de las mejores alumnas a las que he tenido la fortuna de impartirle clase.
—Perdón, profe, no quería asustarlo.
—Qué bueno, porque si lo hubieras intentado quizá me matas.
Reí, rio, con una de esas risas que te hacen descubrir cosas que quisieras haber descubierto antes: lo hermosa que se ve riendo. Y no es que ella nunca riera, porque mis chistes para intentar volver más relajada mi clase la hacían reír, pero esa vez algo tenía esa risa... algo que la hacía ver más hermosa... y sexy...
—¿Es cierto que ya se va?
—¿Quién te dijo?
—Ya toda la escuela lo sabe.
Un silencio pausó las risas y los ojos bonitos que tenía Gaby segundos ...
... antes.
—Sí, hoy fue mi último día.
—¿Por qué no nos dijo antes?
—Porque no quería que mis últimas clases fueran tristes.
—¿Pero la despedida sí?
Todas las preguntas que me habían hecho en clases supe cómo responderlas, pero esa pregunta… esa… no tenía respuesta…
—Lo extrañaré mucho.
Sus brazos rodearon mi cintura. Su cabeza se recargó un poco sobre mi pecho. Una de mis manos llegó a su espalda regresando el abrazo mientras el otro acariciaba un poco el hombro del brazo que me rodeaba por delante.
¿No les pasa que están abrazando a una mujer y de pronto sin querer sus dedos acarician sus bubis? Me pasó.
¿No les pasa que sin querer están acariciando con sus dedos las bubis de una hermosa mujer y en vez de quitarlos la presión intensifica? Me pasó.
Así es. Estaba viviendo uno de esos momentos en los que tu ética te dice que lo que haces no es correcto, pero tampoco te ofrece muchas herramientas que te ayuden a detenerte… y menos si ves que la otra parte involucrada tampoco muestra incomodidad.
Mis dedos no dejaban de rozar sus bubis sobre su camisa, cada vez con más fuerza, pasando a ligeros apretones que también provocaban que sus brazos me abrazaran más fuerte. Así estuvimos un largo rato… hasta que un gemido de ella nos indicó que era momento de cambiar de pasatiempo.
—¿Estás bien?
—Creo que sentí algo en el pecho.
—Quizá sea un aviso de posible infarto. Déjame revisarte.
Con algo de miedos y dudas (como la canción de Chayanne) puse a ...