Lo puta no se quita y mi marido ¡¡ya lo sabe!!
Fecha: 22/11/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Vanesa2020, Fuente: CuentoRelatos
Hace algunos años escuché por casualidad una frase que me gustó y que dice que las mujeres somos un mar profundo de secretos. Y yo estaba muy segura de que moriría con mi mar bien guardadito, pero ahora sé que ya no será así. Parece que mi mar está a punto de desbordarse.
En días recientes, mientras mi esposo me estaba cogiendo, hice la travesura más grande que he hecho hasta ahora: le confesé que se me antoja otra verga, que quiero que otro me coja. Y lo más interesante de todo, es que lejos de enojarse conmigo, su verga se puso tan dura que acabó dándome una de las cogidas más ricas que recuerdo. En cuanto le dije que quiero coger con otro, lo primero que quiso saber es con quien. Yo habría esperado que me diera una cachetada o que dejara de cogerme, pero el muy cabrón se excitó al saberlo. Pude sentir claramente como su verga se puso más dura de lo que estaba y eso me animó a seguirle contando y saber lo que piensa. Ni yo misma lo podía creer, pero con mi confesión descubrí una parte no explorada de mi esposo. Y eso echó a volar mi mente.
De inmediato recordé que, en el pasado, antes de casarme, alguna que otra vez jugaba con mis novios para provocarlos y saber su reacción, pues normalmente tenía al menos dos o tres novios al mismo tiempo. Claro está que ellos nunca se dieron cuenta, o si lo hicieron nunca me dijeron nada. Por eso, a mí me gustaba tantearlos para saber que harían en caso de que me descubrieran. Y el momento que yo creía más conveniente para ...
... preguntarles era cuando estábamos cogiendo. En el punto de más excitación les soltaba la pregunta: ¿Mi amor, que me harías si alguna vez supieras que ando o me encontraras cogiendo con otro? En todos los casos, en mayor o menor medida su reacción era siempre insultarme, cachetearme y decirme que si lo hacía me mandarían a la verga. Y eso era excitante. Verlos como sentían celos, como se enojaban y como me cacheteaban diciéndome que ni se me ocurriera, que me querían solo para ellos era delicioso y excitante. Cada cachetada que me daban la sentía como un pequeño castigo a mi putería. De alguna manera me hacía sentir liberada de culpa y era como si con eso ya tuviera su permiso para seguir zorreando. Y claro está que luego yo me mostraba sumisa y les decía que todo era una broma, que ellos eran los únicos, les aseguraba que nunca lo haría y toda esa morbosa situación me provocaba unos deliciosos orgasmos.
Pero esta vez fue diferente. Debo decirte que llevo cinco años de casada y salvo alguna que otra vez con mi vecino y con alguno que otro trabajador que ha venido a la casa a arreglar desperfectos, durante estos años casi no he cogido con otros. Por decirlo de alguna manera, me he comportado como toda una “señora decente”. Y es que yo provengo de una familia muy tradicional donde se valora mucho la fidelidad, el respeto hacia el marido, las buenas costumbres y el recato. Por eso, mis padres me inculcaron comportarme siempre como una mujer decente. Pero quizá por eso, por haber ...