1. Lo puta no se quita y mi marido ¡¡ya lo sabe!!


    Fecha: 22/11/2023, Categorías: Hetero Autor: Vanesa2020, Fuente: CuentoRelatos

    ... crecido tan reprimida, desde que salí a estudiar la Universidad lejos de mi casa, comencé a vestirme muy putita, con blusas escotadas o cortas que resaltaran mis tetas y con minifaldas, vestidos o pantalones ajustados que resaltaran mis nalgas redondas y paradas. Y es que siempre me ha gustado llamar la atención de los caballeros que encuentro a mi paso. Por eso hoy en día, a pesar de estar casada, me gusta todavía vestirme así. Sin embargo, debo admitir que mi forma de vestir no ha estado libre de problemas pues en varias ocasiones mi papá me ha dicho que eso no está bien, que yo debo vestirme como toda una señora casada. Pero mi marido opina lo contrario, así que yo estoy encantada con él.
    
    Volviendo al tema que te estaba contando, debo decirte que disfruto mucho el sexo con mi esposo. Su verga, que tiene buen tamaño, me saca siempre unos orgasmos tan deliciosos, que acabo casi siempre gritándole que soy su putita de tan intensos que son. Pero de un tiempo para acá he comenzado a extrañar mi vida de soltera, sobre todo la época en que cogía con hasta tres hombres el mismo día. Y de las orgías en que llegué a participar ni te cuento. Debo confesarte que, desde que la probé, siempre me ha gustado la verga, que la mayoría de los novios o amantes que he tenido, que son cerca de 50, siempre me han tratado como una zorra, como una perrita o como una puta barata. Y la verdad es que eso me encanta. Sin embargo, durante estos cinco años que llevo de casada he hecho todo lo ...
    ... necesario para comportarme como toda una señora decente y creo que más o menos lo he logrado. Pero siento que esa no soy yo. Pienso que estoy tratando de aparentar algo que no soy, y muy en el fondo he llegado a la conclusión de que lo puta no se quita. He comprendido que esta panochita, este culo y esta boquita que tengo, no son para una sola verga. Y la verdad es que quiero más.
    
    Esos eran mis pensamientos cuando uno de estos días acompañé a mi esposo a un evento de su trabajo, en el que al final hubo una comida para los asistentes. Y resultó que uno de los participantes llamó mi atención. Físicamente era un hombre normal, pero sobre el pantalón se le adivinaba un rico paquete, que hizo que mi panochita se moviera con vida propia. Y es que cuando una verga me llama la atención sobre el pantalón, es porque está de buen tamaño. Y hasta ahora nunca me he equivocado ji, ji. Durante la comida cruzamos miradas en más de una ocasión cuidando que mi esposo no se diera cuenta. Al final de la comida pasó a despedirse de mi esposo, con quien se había conocido ese mismo día y también de mí de una forma muy respetuosa. Pero yo no estaba tranquila. Algo dentro de mí me decía que debía hablar con ese hombre a solas, así que de inmediato pensé en un plan. Esperé dos o tres minutos y le dije a mi esposo que necesitaba ir a nuestro auto, que se encontraba estacionado en la calle, cerca de donde fue el evento. Mi esposo, que estaba platicando con unas personas, sin sospechar nada, me entregó las ...