1. La moto


    Fecha: 28/11/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Theresa1986, Fuente: CuentoRelatos

    ... decir que lo estaba, que tenía hambre de él, pero temí que la metáfora no salvara la brecha del idioma. Mi concha se inundó, saturando la entrepierna de mis jeans. Abrazándolo fuerte, mecí mis caderas contra él.
    
    “Không. Bạn chỉ đưa tôi về nhà. Xin vui lòng. (No… solo llévame a mi casa, por favor)”, gemí, acariciando su mejilla en la piel suave y tersa en la parte posterior de su cuello. El olor de la piel caliente era casi insoportable. Estaba casi segura de que se notaría lo excitada que estaba.
    
    Había cosas que yo no sabía cómo decir. Ese era el problema de aprender un idioma en un ambiente formal. Nadie nunca te enseñó cómo decir "llévame a la cama y cógeme con alma y vida". Solo podía esperar que mi interés fuera obvio y mutuo.
    
    En un semáforo en la calle Dien Bien Phu, ya cerca de mi casa, un tipo en otra moto se detuvo a nuestra izquierda. Después de mirarnos a ambos, le dijo a Tuan: "Đó có phải là bạn gái của bạn, anh trai? (¿Es esa tu novia, hermano mayor?)"
    
    Tuan inclinó la cabeza hacia un lado y sonrió con timidez. "Vâng... vâng, tôi nghĩ vậy. (Sí... sí, eso creo)".
    
    El tipo volvió a mirarme y me guiñó un ojo. Yo le regalé una sonrisa. “Cô ấy rất đẹp so với một cô gái da trắng. Cô ấy trông ... sừng. (Ella es muy bonita para ser una chica blanca. Se la ve... caliente.)"
    
    Tuan se echó a reír pero no dijo nada. La luz cambió a verde. Rocé mi cara contra la espalda de Tuan y miré al otro hombre. “Vâng, tôi là sừng. (Sí, estoy caliente)”, lo dije en ...
    ... vietnamita. Nos alejamos dejando al otro hombre atrás en la intersección, nos detuvimos y quedamos boquiabiertos.
    
    Tuan seguía riéndose, apretándome el muslo. “‘Vâng tôi là...’ dijiste. ¡En la calle! ¡No puedo creerlo! Pensó que no hablabas vietnamita. ¡Qué idiota!"
    
    Entramos en el callejón donde vivo y llegamos al portón. Fue difícil alejarme de él durante el tiempo suficiente para bajar de la moto y abrir el portón. Busqué a tientas las llaves, se me cayeron una vez, y finalmente la empujé para abrirla. "Adelante", dije.
    
    Tuan apagó el motor y se sentó, mirándome. “Teacher, ¿está segura?” preguntó en voz baja.
    
    Me quedé atónita por un momento; le devolví la mirada con incredulidad. "Por supuesto que estoy segura".
    
    “Tú… no tienes que… de verdad. Ya he tenido la mejor noche de mi vida”.
    
    Por el amor de Dios, pensé. Salí, tomé su rostro entre mis manos y lo besé, suavemente al principio y luego con voracidad. Al principio se mostró tímido y solo respondía del mismo modo. Pero a medida que el beso se hizo más profundo, envolvió un brazo alrededor de mi cintura y me aplastó contra él, devorando mi lengua. Si él no entraba en mi casa, pensé, tendría que cogérmelo allí mismo.
    
    Me separé y balbuceando: "Por favor, entra a mi casa, ¿sí?" Mi cerebro estaba paralizado y todos mis conocimientos duramente adquiridos se estaba volviendo papilla y no podía recordar la invitación coloquial. "¡Ellen te invita, hermano mayor Tuan!" supliqué.
    
    "Sí... sí, lo haré". Tuan se bajó de su ...