1. Hotel Paraíso


    Fecha: 04/12/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... De vez en cuando abría alguno de los botones de la bata.
    
    Y yo lo miraba de reojo. Así me fui dando cuenta de que su polla tapada por la sábana se ponía dura al verme. La carpa que se formaba allí era un buen indicio. Me di cuenta de cuando se levantó pero yo seguí a lo mío, haciéndome la distraída.
    
    Cuando me incliné para limpiar algo la sentí en mi culo y sus manos recogiendo mi ropa. Hasta ponérmela en la piel desnuda de mis nalgas sobre la goma del tanga.
    
    - Creía que seguías dormido.
    
    - Ya me he despertado y además con un bonito espectáculo.
    
    Me acariciaba el culo amplio con las manos y yo me desabroché la bata del todo para sacármela. Pero no lo hice todavía. Solo pude apoyarme en la cama y dejar toda mi grupa a su alcance. Se agachó sin dejarme mover para lamer mis nalgas, mi culo, mi ano y cuando sentí allí su lengua una corriente eléctrica me recorrió entera. Despacio me bajó el tanga de encaje y siguió comiéndome el culo.
    
    Me arranqué la bata, el sujetador aún contenía mis pechos pero él alcanzaba a acariciar mis pezones sin esforzarse demasiado. Yo me limité a apoyarme, dejarme hacer y gozar de su lengua en todos mis rincones. Recorriéndome del culo a los labios de la vulva.
    
    El día antes solo había podido ver su expresión de pura lujuria a través del espejo pero entonces quería verla directamente. Hurté mi trasero a sus caricias para indicarle que se subiera a la cama.
    
    - Túmbate, hoy te follo yo.
    
    - Así que quieres mandar, me parece ...
    ... perfecto.
    
    Levanté sus rodillas hasta el poderoso torso para saborearlo yo. Tenía ganas de probar ese duro culo y clavar mi lengua en el ano. El gemido con que regalo mis oídos fue suficiente recompensa. Deslicé un dedo en su interior y no protestó por ello. Chupé sus huevos como caramelos. Y subí lamiendo el tronco hasta el glande rocoso, firme y rojo como un rubí. Dejé descansar sus piernas en el colchón para trepar sobre ellas y dejar mi pubis sobre el suyo.
    
    Hoy lo quería allí donde la espalda pierde su casto nombre. Aunque me lo había estado lamiendo y rociando con su saliva ese calibre no iba a entrar tan fácil. Había tomado la precaución de llevarme mi propio lubricante y me lo había puesto en un descuido mientras lo lamía. También lo había dejado bien limpio por dentro y por fuera.
    
    Levantándome un momento sobre mis rodillas puse el nabo en mi entrada con mi propia mano. Despacio me dejé caer, dejando que entrara en mí. En ese momento se dio cuenta de por dónde iba su aparato.
    
    - ¡Que traviesa! Esto no me lo esperaba.
    
    - Tenía ganas de sentirte en todos mis agujeros.
    
    - Por mí adelante.
    
    Estiró la mano para masturbarme. Cuando llegué al final y mis nalgas se apoyaron en sus muslos, él todo un caballero, acarició mi clítoris para darme más placer. Me masturbaba con suavidad mientras yo subía y bajaba despacio. También se agarraba a mis tetas grandes cuasi maternales pellizcando mis pezones. Favor que yo devolvía en los suyos pequeñitos, oscuros y muy muy duros.
    
    Ya ...