Fiesta de Halloween, en casa de mi hermano (capítulo 1)
Fecha: 08/12/2023,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos
... tiempo.
Tenía ganas de orinar, así que me estiré y me bajé la cremallera de la parte frontal del traje y luego tuve que quitármelo de los brazos hasta los tobillos prácticamente para sentarme. Cuando finalmente llegué al asiento, lo que vi casi me hizo gritar. Mi coñito estaba hinchado y húmedo.
No solo mojado. No solo empapado. La palabra era cremoso, porque además de todo el líquido lubricante que ahora estaba empapando la entrepierna y los muslos de mi traje de gato, había una crema espesa que exudaba desde el interior de mi coño. Lo miré con incredulidad. Era casi como si tuviera semen dentro de mí, era así de espeso. Estaba entre la repugnancia y la pasión desenfrenada.
Tenía tantas ganas de correrme en ese momento. Podría haberlo hecho. Nadie estaba allí para detenerme. Yo no era Sara, no tenía obligación de 'salvar mis orgasmos'. Pero algo sobre el nivel de hipersensibilidad en mis terminaciones sexuales en todo mi cuerpo me hizo esperar. Planeé correrme al final de la noche. Ciertamente no estaba planeando esperar para ver a Pato mañana. Pero en ese momento, con ese lío de baba entre mis muslos, decidí ver hasta dónde podía empujar esto de no correrme.
Orinar, cuando dejé de admirar mi coño desordenado, fue un evento casi orgásmico en sí mismo. Se sentía tan malditamente bien, gemí suavemente por el placer de hacerlo. Casi me corro cuando me sequé la entrepierna empapada con papel higiénico, así que decidí dejar que se secara al aire un momento y luego ...
... dejar que el desastre pantanoso saturara mi disfraz. De acuerdo, estaba excitada como nunca antes, no estaba pensando muy claramente en absoluto. Mi vagina se había apoderado de mi cerebro.
Alcé el disfraz y estuve cerca de correrme cuando el material apretado y húmedo abrazó mi coño. Me costó mucho subir la cremallera hasta el final. Revisé el espejo. Me hacía falta el lápiz labial. Mi maquillaje estaba en el auto, así que no había forma de arreglarlo.
Decidí llamar a Pato.
Pato: "¡Hola, Elenyyy!" Estaba borracho.
Yo: "¡Hola!"
Mi voz sonaba ronca. Como si mi garganta hubiera sido jodida en carne viva. Esperaba que hubiera una explicación más aceptable socialmente, pero plausible, antes de que él preguntara.
Yo: "¿Ya mejoro tu fiesta? ¿Te estás divirtiendo con alguien?" bromeé.
Pato: "De ninguna manera. Nada más que zorras aquí".
Chica: "Chinga tu madre, Pato". Una voz a lo lejos.
Pato: "Tú no Gloria".
Me reí.
Yo: "Desearía que estuvieras aquí."
Pato: "Yo también."
Yo: "Te chuparía la verga".
Pato: "Voy a conseguir un coche".
Me reí.
Pato: "Oye, me necesitan en la mesa".
Fruncí el ceño. ¿Sus amigos eran mejor a que le diera una mamada?
Pato: "Hablaré contigo en un rato".
Y antes de que pudiera decir nada, el teléfono se cortó.
Suspiré y volví a poner mi teléfono en la funda donde podía meterlo en mi guante para que no se moviera. Abrí la puerta y descubrí que la fiesta seguía a todo. El sonido en realidad se estaba ...