Chica menstruante (I y II)
Fecha: 09/12/2023,
Categorías:
Fetichismo
Autor: erotic_teller, Fuente: CuentoRelatos
... a comerle la suya. Nuestras lenguas se juntaban y nos pasábamos la saliva que iba apareciendo. Utilicé mis dientes para morderle su lengua, luego la atrapaba con mis labios y la succionaba, mientras Nerea daba gemiditos de placer y de dolor. Estábamos abrazados y nuestros cuerpos estaban muy pegados. Notaba sus tetas en mi pecho, y notaba cómo mi polla cada vez crecía más. Me arrimé a ella para que la notara cerca de su coño mientras mis manos agarraban ese culo tan duro, esas nalgas firmes, de una chica tan joven como ella.
- Quiero comerte la polla y quiero que me folles – me dijo separándose de repente.
Se echó a un lado y, en un momento, se desprendió del vestido que llevaba. Otra vez me quedé impresionado al verla de nuevo, ahora ya sólo con su ropa interior. Llevaba un sujetador blanco, sin tirantes, que resaltaba perfectamente la forma de sus pechos, y unas bragas azules, muy ajustadas, que se pegaban a su coño de una manera excesivamente morbosa.
Mientras tanto, yo también me había ido desnudando intentando no caerme, quedándome en unos bóxers en los que también se notaba la dureza de mi polla.
Nerea se quitó el sujetador y lo dejó caer al suelo. ¡Dios! Esas tetas tan redondas, tan perfectas, con unos pezones marrones que se veían erectos, dentro de una areola no demasiado grande.
- ¿Te gustan mis tetas? ¿Sabes que ahora que estoy con la regla se me han puesto más duras, y que las tengo más sensibles? ¿Quieres comérmelas, cabrón?
No necesitaba más ...
... invitaciones. La tumbé encima de la cama y me abalancé sobre esas maravillosas y duras glándulas mamarias. Puse mi boca en el pezón derecho y empecé a succionarlo, mientras con la mano le pellizcaba el de la izquierda. No era sólo el pezón, en la boca metía la mayor cantidad de teta posible y la absorbía. Nerea gemía y decía que le dolía pero que siguiera. Me dediqué a chupar el pezón, que había adquirido un buen tamaño, y excitado como estaba, también se lo mordí. Le di un mordisco mientras le tiraba hacia arriba. Nerea emitió un grito de dolor, pero me empujaba la cabeza para que continuara.
- ¡Sigue, sigue, cabrón, no pares!
Seguía chupando y mordiendo ese pezón, todo ese pecho, mientras que con la mano apretaba y estrujaba la otra teta. Estaba muy dura, sin duda hinchada por la menstruación. Apretaba sin pensar en que pudiera hacerle daño, sólo apretaba esa maravillosa masa de carne, estiraba y pellizcaba el pezón.
Cambié de teta, y ahora era la izquierda quien recibía mis besos, mis mordiscos, mientras amasaba la derecha. Nerea seguía gimiendo, me apretaba contra ella y me seguía llamando cabrón, algo que me excitaba aún más.
Después de un rato, cogí las dos tetas y las junté para poder ir pasando mi lengua de un pezón a otro. Los pezones estaban muy duros, y sobresalían bastante. En ese momento me habría gustado que esas preciosas tetas hubieran estado llenas de leche para habérmela bebido y haberlas vaciado. Una lamida, un chupetón, un mordisco, una lamida, ...