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El templo del morbo
Fecha: 09/12/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
Ana salió de su agotador turno de urgencias a las 8 de la tarde del viernes. Habían sido 12 horas especialmente agitadas, pero ahora disponía por delante de un día y medio en los que disfrutar. Volvería a entrar el domingo a las 8 de la mañana. A sus 26 años vivía su interinidad, en aquel hospital de una pequeña capital de provincia, como una oportunidad, tanto laboral como personal. Sin cargas familiares, su relación con Jorge, su novio, empezaba a hacérsele algo tediosa. Él era algo conservador y ella buscaba algo más de acción. Aprovechando que su novio no venía esa semana a verla decidió quedar con Hans, un maduro al que había conocido a través de una página de relatos eróticos y con el que de vez en cuando quedaba. Le resultaba un tipo excitante, con él el sexo era salvaje, duro, perverso, muy, muy morboso. Hacía unas semanas que no se veían y Ana tenía ganas de pasar un buen rato. Durante el turno de descanso en el hospital habían intercambiado varios mensajes y acordaron en verse sobre las 10 de la noche en una cervecería del centro. La joven médica llegó a casa con intención de ir directamente a la ducha. Se movía por las distintas estancias sin prestar atención a que las ventanas estaban abiertas y con las cortinas descorridas. Se desnudó completamente en su dormitorio antes de salir hacia la cocina a beber. Tomó una botella del frigorífico y bebió a morro echando la cabeza hacia atrás. El agua golpeó en sus labios y se derramó por la comisura. Un pequeño hilo ...
... de agua descendió por su barbilla, su cuello y pasó por el pequeño valle que formaban sus tetas. Al contraste sus pezones se endurecieron. En ese momento fue consciente de la proximidad del edificio de enfrente y la posibilidad de ser vista por cualquiera de los vecinos. Incluso creyó ver un movimiento extraño tras una ventana. Imaginó a un vecino voyeur deleitándose con su desnudez. Alguna vez había visto como la miraba algún vecino con el que se cruzaba en el portal. Esto hizo que se excitase, sintió como su coño se empapaba de flujos calientes. A su edad, tenía la libido extremadamente alta, se sentía en su plenitud sexual y no estaba dispuesta a renunciar a su disfrute sexual. Con total descaro se acercó a la ventana. Sin ningún pudor lució su desnudez mirando hacia la calle, exponiendo sus preciosas tetas de tamaño pequeño donde los pezones se retorcían sobre sí mismos en claro síntoma de excitación. Con un buen calentón se fue a la ducha fantaseando que el vecino estaría pajeándose con la imagen de su cuerpo. Abrió el grifo de la ducha y se metió debajo. Dejó que la cascada de agua mojase todo su cuerpo. Echó la cabeza hacia atrás sintiendo como su melena empapada llegaba hasta la mitad de su espalda. El agua caía por su parte trasera hasta la zona baja y sus glúteos. Llevó sus manos hacia su culo y abriéndolo un poco sintió como el agua se introducía entre las nalgas produciéndole un agradable cosquilleo en su ano. Por delante, la cortina de agua corría por todo ...