1. La mamá de Joaquín, Cap 4


    Fecha: 11/12/2023, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... totalmente diferente.
    
    Pitu no dijo nada. Su sonrisa canchera no había asomado. Estaba serio, y parecía con una determinación irrefrenable. Di unos pasos atrás, sólo para encontrarme con el sofá, que evitaba que siga retrocediendo. Pitu me agarró de la cintura con un abrazo firme. Mi cuerpo quedó pegado al suyo. Sentí otra vez su sexo, el cual se estaba despertando, en mi cadera.
    
    —¿Qué es lo que querés de mí? —le pregunté.
    
    —Esto. —dijo. Bajó su mano y me acarició las nalgas con lujuria. —Y esto —dijo después, y con la otra mano estrujó uno de mis pechos, para luego pellizcar el pezón, el cual ya estaba duro.
    
    Y entonces me besó. Un aliento a menta invadió mi boca. Su lengua violaba salvajemente a la mía. Sus manos estaban en todas partes.
    
    Corrí mi cara y le hablé.
    
    —Está bien. Si tanto lo querés, lo vas a tener. Pero es todo lo que te voy a dar. ¿Entendiste?
    
    Acaricié su rostro áspero, que tenía la barba de varios días. Froté sus labios gruesos, mientras él me levantaba el vestido y empezaba a bajarme la bombacha. Le metí los dedos en la boca. Eran los mismos dedos que hace unos minutos estaban enterrados en mi sexo.
    
    Se los chupé como si me fuese la vida en eso. Tenían un sabor a concha terrible. Ese sabor me volvió loco. Casi se los como a mordiscones.
    
    Le bajé la bombachita.
    
    —Acá no. —dijo, mirando para la calle. —En las habitaciones tampoco. —Me agarró la mano y me llevó hasta la cocina.
    
    Se apoyó sobre la mesada. Abrió las piernas. Yo me ...
    ... arrodillé. Le levanté el vestido, y al mismo tiempo acaricié sus piernas. Su conchita tenía una linda mata de pelo. Estaba mojada y largaba olor a fluido.
    
    Metí la geta entre sus piernas. La chupé desde las rodillas, y fui subiendo poco a poco. La conchita mojada quedó cerquita de mi cara y me pareció lo más lindo que había visto en mi vida. Lamí el labio. Se sentía un gustito zarpado de rico. Gustito a hembra alzada. Le metí un dedo que entró al toque hasta el fondo. Y con la lengüita empecé a lamerle el clítoris.
    
    Le acariciaba la cabeza mientras me la chupaba. Ya no pensaba en nada. Sólo me dejaba llevar por el momento. Mi espalda se arqueaba y mi boca largaba gemidos incontrolables, mientras Pitu hacía movimientos circulares con su lengua, sobre mi sexo. A pesar de ser muy joven, se notaba que tenía experiencia.
    
    Mientras me volvía loca con el sexo oral, sus manos se movían libremente, acariciando mis muslos y mis nalgas. Sus dedos eran ásperos y duros, y se frotaban sobre mi piel con la fuerza y la impaciencia de la juventud.
    
    De repente sentí que el orgasmo ya estaba a punto de llegar. Hacía solo unos minutos que estaba ahí abajo, chupando con tenacidad, pero ya me venía. Lo agarré de la cabeza.
    
    Mi cara quedó pegada a su concha. Cerró sus gambas, apretando mis orejas. Sentí como su cuerpo temblaba. Largó un hermoso grito de yegua caliente. Movía la concha hacia adelante, como queriendo hacérmela comer. Yo, re engolosinado, recibía con gusto los fluidos de ...
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