1. La mamá de Joaquín, Cap 4


    Fecha: 11/12/2023, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... Bastante bien se estaba portando.
    
    —Ya vengo. — me dijo.
    
    Me levanté y fui al baño. Verme en el espejo, con la cara llena de semen de otro hombre que no era mi marido, hizo que, en parte, comience a asimilar lo que acababa de hacer. El hecho de que Rubén hace años no me pida acabar en mi cara, hacía la imagen aún más extraña. Traté de no pensar en eso. Me limpié con papel, abrí la canilla y me lavé la cara. Pitu entró sin golpear.
    
    La abracé por atrás. Sentí sus nalgas hermosas y me empecé a calentar de nuevo.
    
    —Ahora te voy a coger. —le dije, corte, no te estoy preguntando.
    
    —No, ya te saqué la calentura, agradecé y andate a tu casa. Además, mañana tenés clases y tenés que estar con todas las energías para levantarte temprano.
    
    —¿Ah sí? —dije yo. Le pellizqué el orto con fuerza. —Así que me querés dejar así.
    
    La agarré del brazo y la saqué del baño.
    
    —¡No Pitu, a donde me llevás!
    
    Abrí una de las puertas del pasillo. La misma puerta en donde la había encontrado aquella vuelta, cuando tuvimos nuestra primera historia.
    
    —No, acá no. No quiero coger en mi cuarto. Por favor no me hagas esto. En cualquier parte menos acá.
    
    Le di un beso, corte novios. La agarré de la cintura y la hice girar. Le di una nalgada.
    
    —Entonces acá. —dije, abriendo una puerta.
    
    —¡No, esa es la habitación de Joaco. No!
    
    Me cargó con sus brazos, con una facilidad impresionante. Y me metió a la pieza de mi hijo. Me tiró a la cama. Es una cama de una plaza, apenas ...
    ... entraríamos.
    
    Se quitó la remera y la bermuda. Su piel tostada estaba marcada por algunas cicatrices en su abdomen y su pierna. Estiré la mano y las acaricié. Eran profundas, y se notaba que bastante antiguas. Luego llevé los dedos a sus pectorales. No era muy alto, pero su físico era imponente. Todo en él era robusto y fuerte. Me di vuelta.
    
    —Sacame el vestido.
    
    Se lo desabroché despacito. Cada botón que desprendía me la ponía más al palo que antes. Se lo saqué, y después le quité el corpiño.
    
    —A ver. —le dije.
    
    Me alejé un toque para verla bien. Era la primera vez que la tenía en pelotas frente a mí, y quería disfrutarlo. Ella, sumisita, se dio vuelta y se recostó sobre la cama. Flexionó una pierna y me miró con cara de querer guerra. Su cuerpo era delgado, pero sus tetas bastante grandes, bien paraditas, con los pezones rosados. Su cadera ancha y redondeada. Sus ojos eran fuego puro y su pelo hermoso se desparramaba sobre la almohada. Una locura de mujer. Y la tenía solo para mí.
    
    —¿Así o en cuatro? —Le dije, abriendo más las piernas.
    
    —Así está bien. —me dijo.
    
    Se subió a la cama.
    
    —¿Trajiste forro? — le pregunté.
    
    Puso cara de asombro, como que no podía creer haberse olvidado de un detalle tan básico.
    
    —Sin forro no me cogés ni loca. —le dije, maliciosamente. —
    
    Andá a buscar de la mesita de luz de mi pieza.
    
    Fue encantador verlo desnudo, corriendo a buscar los preservativos. En un santiamén volvió. Se lo puso con demasiada habilidad considerando su edad. Me ...
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