Mi cuñada me tuvo acojonado
Fecha: 14/12/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: marimont, Fuente: CuentoRelatos
... fui lo más rápido posible a sentarme para ocultar la hinchazón, pero ella se había dado la vuelta enseguida y pude ver como observó y miró lo que me había sucedido. Su gesto fue de cómo si no hubiera pasado nada y una cara de indiferencia que parecía decir:
“Te jodes cabrón, mira todo lo que te dé la gana que es lo único que vas a sacar.”.
Desayunamos charlando de bobadas y mi polla no se bajó ni un ápice, por lo cual no me pude levantar de la mesa, menos mal que al final se levantó ella y salió de la cocina dándome la espalda, no pude dejar de observarla hasta que desapareció por la puerta, esperé un momento hasta que oí que entraba en el baño y me fui a la habitación a hacerme una paja por ella. No acababa de empezar a pajearme cuando la oí salir del baño, me incorporé, asomé la cabeza por la puerta y le pregunte:
–¿Vas a volver a entrar o has terminado ya?
–Si, puedes entrar ya si quieres.
Fui al baño y cerré la puerta. De repente vi algo que me maravilló, encima de un cesto había un sujetador y unas bragas azules marino de encaje a juego, no pude por más y sentándome en la taza cogí sus bragas y después de pasármelas por la cara las envolví en mi polla que estaba más dura que nunca y comencé a meneármela con sus bragas, estaba que estallaba de placer, me parecía que me iba a marear del éxtasis que me estaba produciendo el hecho de masturbarme con las bragas de Carmen, cuando de repente escuche su voz al otro lado de la puerta del baño:
–¿Puedes ...
... abrirme?, es que me he dejado algo y lo necesito. Dijo ella levantando la voz.
–Siii, ahora mismo. Le respondí con un quejido lastimero que casi me hace correr sólo por el hecho de escuchar su voz a la vez que yo me estaba cascando una paja con sus propias bragas. De un sobresalto me levanté los pantalones y coloqué las bragas rápidamente donde estaban antes. Di un grifo para disimular y abrí la puerta como si nada.
–Entra y coge lo que quieras. Le dije amablemente (pero también sofocado y nervioso). Ella fue hacia donde estaba su ropa interior y yo seguí lavándome la cara delante del espejo, cuando… ¡tierra trágame!
–¿Has tocado tú esto? Me dice enseñándome su ropa interior sobre su mano
–Nooo, ¿Yooo?, ¿para qué? Dije en un estado de nervios que se me notaba a la legua
–¡No estaba así cuando yo lo dejé! Dijo elevando la voz y con mala leche
–No, pues yo no lo he tocado.
Se quedó pensativa y dijo:
–¡Serás cerdo!, verás cuando venga mi hermana….
–Pero, ¿yo qué he hecho yo…? Si no he hecho nada
–¿Te parece poco hacerte una paja con mis bragas?
De repente casi me da un infarto, me ruboricé como no lo había hecho en mi vida, no sabía dónde meterme ni que decir, pero al final balbuceé:
–Por favor…, no le digas nada a tu hermana, te lo pido por favor… Dije suplicando.
–¿Qué pasa?, ¿no tienes bastante con mirarme el culo y las tetas que también te tienes que pajear con mis bragas, cerdo cabrón?
No sabía que decir y lo único que se me ocurrió fue ...