1. Sexo con una embarazada


    Fecha: 15/12/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Omar89, Fuente: CuentoRelatos

    ... momento”, me contestó. Fui a la cocina a llevar una jarra de agua fresca para el dormitorio. Y de repente salió Sandra con su mejor lencería. Una minúscula braguita blanca, que apenas se veía por su enorme barriga y un sujetador con rayas amarillas que resaltaban sus enormes pechos. Nos empezamos a besar y yo notaba lo caliente que estaba Sandra. Pero antes de penetrarla, quise masajear su barrigón. Cogí un bote con aceite de coco y comencé a untárselo en la barriga, masajeándosela lentamente formando círculos con mis manos. Al acabar, volvimos a besarnos mientras le tocaba aquellos pechos. Le quité el sujetador y pude finalmente meterme aquellos pechos en la boca, con sus pezones marroncitos.
    
    Acto seguido, me quité la camiseta mientras ella me acariciaba el torso y me lamía el cuello. Con una mano tenía uno de sus pechos y con otro le tocaba la barriga. Me bajé los pantalones y mostré aquella erección que apenas se podía contener en aquel slip de color negro. Por un momento solté mi mano sobre una de sus tetas para acariciar sus muslos, para luego volver a acariciar sus cabellos rubios.
    
    Ese peculiar olor a hembra de las mujeres embarazadas mezclado con el del aceite de coco y el sudor me indicaban que ya estaba todo dispuesto para la penetración. Así que me quité el slip y ella se quitó su braguita y, esta vez sin condón (obviamente, no iba a dejarla embarazada y ambos estábamos libres de enfermedades venéreas), comencé a penetrarla y créeme si te digo que fue una de ...
    ... las experiencias más estimulantes que tuve en la vida y que no tardaría en volver a tener. Sandra se agitaba de placer en cada embestida, mientras le preguntaba si aquello le estaba gustando, pues no quería hacerle daño en su estado. Ella me pedía más y más, y no podía resistir las ganas de correrme, por lo que en un par de minutos me corrí dentro de ella.
    
    Pero Sandra merecía mucho más, por lo que me serví un vaso de agua, le di a ella otro y decidimos volver al sexo. Antes de ello, me preguntó: “¿Qué fantaseabas con hacerme en aquellos días cuando todavía no estaba embarazada?” “Pues me encantaba tu cuerpo, en especial tu culo, me hubiera gustado tenerlo encima”. Y Sandra se enderezó, se puso de espaldas a mí y se sentó encima mientras se colocaba el pene sobre su vagina y empezó a cabalgarme. “Disfrútame, hazme tuya”, me decía. Con mis manos le agarré los glúteos mientras Sandra me cabalgaba y no tardó en renacer el ardor lujurioso que sentía hacia ella. Aquella penetración mientras veía y sentía su enorme trasero sobre mí me la endureció, pero tardaría más en correrme que la primera vez, dando su merecido orgasmo a Sandra. Tras esto, se tendió junto a mí en la cama y yo le pegué un lametón a su cuello. Nos dormimos abrazados, con mis manos en su barriga.
    
    No fue la única vez que Sandra y yo teníamos sexo, ya que repetimos en varias ocasiones, lo que aceleró el momento del parto. Aunque yo no era la pareja de Sandra, esta le puso mi nombre a su bebé, que resultó ser un ...