1. Vení, cogeme mientras escribo


    Fecha: 26/12/2023, Categorías: Anal Autor: Martina Paz, Fuente: CuentoRelatos

    Quisiera saber que sentís cuando me lees. Más allá de la calentura, del morbo. Más allá si pensás que lo que escribo existió en la realidad o simplemente nació de una mente con mucha imaginación. Entiendo que una vez que una idea se materializa sobre el papel, el sitio en el que fue gestada pasa a un segundo plano. Y está bien. No creo necesario conocer el origen más puro de una obra de arte para poder disfrutarla en plenitud.
    
    Ahora te digo, estoy frente a la computadora, tecleando lo primero que se me viene a la mente. Esa imagen no es del todo excitante. ¿Pero si lo estoy haciendo desnuda? Ahí la cosa cambia. Quizás me conoces y me imaginas a mí, con mis formas, mi talle. Quizás no, y preferís creer que quien está del otro lado del relato es tu amor de la infancia, esa compañera de trabajo que te calienta a mas no poder, esa estrella de la televisión o del porno a la que le dedicaste tus mejores pajas. Desnuda, frente a la computadora, tecleando estas palabras. Yo te imagino a vos, pensando en cuando arrancará el porno. Y está bien, ahora empieza.
    
    Mi cuerpo desnudo me encanta. Verlo, tocarlo, darle cariño, mucho más allá de la masturbación. ¿Te gustaría tocarlo? ¿Sentir su textura, su calidez, su olor? Cruzaste la pantalla, no me preguntes como. Me ves desde atrás. El tatuaje que tengo en la parte alta de la espalda se te hace lo más hermoso del mundo, seguido por la delicadeza de mis hombros y la catarata de pelo apoyándose en mi espalda. Me ves abstraída en lo que ...
    ... estoy haciendo, por lo que preferís acercarte sin interrumpir. Crees que lo más conveniente sería hacerme masajes. Apoyas una mano en mi hombro, luego la otra. Ante mi falta de reacción, me acaricias. Mi cuerpo se tensa un poco, pero no reacciona de manera desalentadora. Tus manos bajan por mi espalda, luego suben. Van hacia adelante y se encuentran con la firmeza de mis tetas. No lo percibo, pero en la habitación hay otra cosa que está comentando a erectarse con firmeza.
    
    Me masajeas las tetas, mientras me besas el cuello. El aroma de mi pelo y de mi piel son algo totalmente embriagador, algo que relacionas directamente con un paisaje paradisiaco. Y la suavidad de mi piel te transporta a momentos de extrema placidez que creías olvidados. Mi respiración se agita en señal de que lo estoy disfrutando. Eso te libera de toda atadura sensitiva haciéndote saber que estoy con vos, que soy consciente de lo que está pasando y que lo estoy disfrutando tanto como vos. Buscas mi boca y me besas con un beso apurado en el que nuestras lenguas son las protagonistas. Es como si media docena de lenguas bailasen de boca en boca. También las manos que me presionan y me acarician parecen ser las de un ejército hambriento por despedazarme. Me haces doler, pero me encanta. Mientras nos besamos, no dejo de escribir. Vos, con gran destreza, te quitas los pantalones, haciéndome sentir la dureza de tu pija clavándoseme en el pecho. Es una puñalada hermosa, preámbulo de lo que los dos sabemos que está ...
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