1. Una madura con ganas


    Fecha: 29/12/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... posición de perrito, sin que el hombre dejara de bombear vigorosamente dentro de ella. Carlos Alberto incrementó la velocidad de sus embestidas y recorrió con sus manos todo el cuerpo de mi mujer que, sometida por el caballero, permitía que este continuara taladrándola con firmeza. Pasaron pocos segundos para que Carlos sintiera que el momento había llegado y, sacando su pene de la vagina, desparramó su contenido sobre las nalgas de mí mujer.
    
    Ambos, aparentemente cansados del esfuerzo, se quedaron tendidos un rato. Carlos, con ojos cerrados, solo atinó a abrazarla a ella reteniéndola a su alcance. Ella volteó a mirarlo y, como aquel no abría los ojos, me miró a mi como queriendo saber qué hacer. ¿Estás bien? Le pregunto. Sí, dijo él, solo necesito un poco de tiempo para recuperarme. Ah, bueno, contestó ella, permíteme levantarme que necesito ir al baño. Claro, dijo él, y permitió que ella se moviera con libertad.
    
    Ella fue al baño y, quien sabe por qué razón, se demoró un rato bastante largo. Al salir de ahí se le pudo ver compuesta nuevamente, arreglada y maquillada. Volvió a la cama y, sin decir una palabra, tomó el pene de Carlos Alberto entre sus manos y se propuso revivirlo nuevamente. ¿Te molesta? Preguntó. No, dijo él, continua. Al poco rato su miembro volvió a crecer y ella, nuevamente, se mostró dispuesta a recibirle.
    
    Ella se tumbó a su lado y él, manteniendo la misma posición, se limitó a levantar las piernas de ella, y, acomodando su pene, la penetró ...
    ... lateralmente. Y en esa posición realizó toda su faena, bombeando sin cesar dentro de ella. El pene del macho no era muy grande, pero al parecer el hombre sabía manejarlo y en la posición escogida parecía generar el efecto deseado. Ella empezó a contorsionar su cuerpo, gesticular y resoplar mientras su macho empujaba. Y, como en la vez anterior, al parecer ella alcanzó su orgasmo primero que él, pero no habiendo pasado mucho tiempo, Carlos volvió a sacar su pene, derramando su semen en el vientre de mí mujer.
    
    Contrario a lo pasado en muchas otras ocasiones, esta vez no hubo gemidos sonoros, o gestualidad excesiva, que manifestara un alta carga erótica y sexual en el ambiente. ¿Hubo sexo? Sí, ciertamente. El hombre cumplió su propósito de acostarse con mi mujer, y ya. Y ella, quizá no tan animada como en otras ocasiones, no quiso perder la oportunidad y dejar pasar la experiencia. Al parecer experimentó sus orgasmos, pero no la vi tan explosiva como en otras ocasiones. No sé para ella, pero para mí algo faltó en el ambiente que hiciera de la aventura algo más excitante.
    
    Después de aquello, por iniciativa de mi esposa, seguimos reunidos, charlando un rato. Carlos Alberto, entonces, permaneció desnudo. Y mi esposa, semidesnuda, como estaba, eso sí, con sus botas puestas. ¿Las cosas no fueron como imaginabas, cierto? Preguntó ella. Por qué lo dices, respondió él. Bueno, no sé, no me pareciste muy animado. ¿Será que te excitaste más con la idea que imaginaste que con la realidad? ...
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