El gimnasio del placer
Fecha: 02/01/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: soyAriel, Fuente: CuentoRelatos
... varias veces con su mirada puesta en mi culo y en forma discreta se lo exhibía, para que se deleitara con él, nuevamente empezó a nacer en mí, el deseo de ser infiel, me resultaba un hombre muy atractivo, después de lo ocurrido con mi inquilino y mi suegro, me había dicho a mí misma que ya no debería volver a la tentación de caer en los brazos de otro hombre, pero mi alma de puta me traicionaba, mi mente empezó a maquinar algún plan para seducirlo, me di cuenta que el gimnasio cerraba de la 1 a las 2 de la tarde que era la hora que utilizaba Don Diego para comer y empecé a ir casi a esa hora que estaba semivacío, me ponía un atuendo de prendas de lycra que se ajustaban a mi figura, de la parte superior ligeramente escotado, resaltando mis tetas, las cuales debido a mi embarazo y posterior lactancia, se notaban más voluminosas y turgentes, unos leggins deportivos de lycra que me quedaban de infarto, se me ajustaban como una segunda piel y se metían entre mis carnosas nalgas de tal forma que parecía que mis nalgas estaban desnudas.
En ocasiones cuando estaba en la caminadora se paraba frente a mí para darme instrucciones y notaba como desviaba su mirada, fingía no darme cuenta, y si estaba en el área de pesas, escogía a propósito los aparatos que estaba delante de esa área y observaba como se daba gusto viendo el balanceo de mis nalgas y tetas cuando hacía ejercicio, no en pocas ocasiones lo descubrí tocándose la entrepierna. y ver crecer su paquete, y vaya que se le ...
... marcaba, alcanzaba a notar el contorno de su verga en posición horizontal, apretada por sus pantalones deportivos, se notaba gruesa y larga, si bien los hombres musculosos tienen la fama de tenerla chiquita, don Diego era todo lo contrario.
Un día llegué más tarde que de costumbre, cerca de las 12:30, apenas media hora antes del cierre para comer, me disculpé con Don Diego, diciéndole que se me había hecho tarde y si me dejaría pasar, a lo que no puso objeción.
Unos diez minutos después se despide el último cliente, don Diego lo acompaña a la salida y cierra la puerta con llave, quedando solamente en el gimnasio Don Diego y yo, ahí me dispuse a atacar, estaba en la caminadora, le hablé a Don Diego y le dije:
- Don Diego, creo que la rutina que estoy haciendo no me está haciendo efecto, quisiera tener mis glúteos más firmes y paraditos.
Me volteé y le di una vista privilegiada de mi culo, y le dije;
- Mire, toque, se siente flácido mi glúteo.
Con un poco de recato acercó su mano y palpó la dureza de mis nalgas.
- Tienes un trasero precioso, solamente hay que ponerlo un poco más duro.
Después siguió dando un apretoncito a mis piernas y expresó:
- Las piernas están firmes, se nota que te ha ayudado el ejercicio.
Su mano subió a mi vientre y también lo palpó.
- Hay que poner más firme tu vientre, pero no te apures, yo te ayudaré.
Sus toqueteos me excitaron muchísimo, mi vagina se humedeció, mi piel se erizó y casi le pido que me cogiera allí mismo, ...