1. Sobre el gimnasio


    Fecha: 11/01/2024, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... puerta para bajarme. Me pidió que me quedara, disculpándose entre risas y apagando el carro. De vez en cuando pasaba gente que había dejado sus carros todavía más lejos, así que en realidad era difícil que me hundiera la verga en ese lugar.
    
    Me dijo "ven mamita" y me empezó a besar la boca, que yo le esquivaba. Pese a mi calentura, no me sentía bien con ese tipo. Esa noche salí con ganas de que me cogieran, andar con minifalda además facilita la excitación, porque te sientes muy vulnerable y fácil de perforar, pero este man, aunque me calentaba, me provocaba una sensación curiosa, quería que me tomara y me partiera en dos, pero me sentía obligada a actuar como si estuviera molesta, a no dejarme doblegar.
    
    Me manoseaba las piernas y las tetas mientras yo miraba por si venía alguien, entre caliente y nerviosa, hasta que me metió la mano entre las piernas y empezó a jugar con mi concha. Con eso ya era suficiente, perdí todas las dudas y la incomodidad y me dejé hacer, abriéndolas para que me manoseara bien adentro, y siempre evitando su mirada.
    
    Con eso se entusiasmó, trató de inclinar el asiento pero le dije que no, que lo dejáramos así, que pasaba gente por el lado del carro y una mentira… que no tenía ganas.
    
    El man pareció calmarse, se sentó derecho y puso una sonrisa irónica, que no miré directamente pero si de reojo. Era evidente mi actitud de puta, de lo contrario no habría salido con el man, o me habría bajado ya del carro. Le decía que no tenía ganas pero me ...
    ... quedaba ahí sentada con mi faldita casi dejando ver mis calzones después del manoseo, ya que ni siquiera me la había arreglado, y bueno, que el man era bobo pero experiencia tenía. Yo miraba por la ventanilla hacia mi derecha, porque venía pasando una pareja y me fijé en la nena que se veía bien rica, cuando sentí su voz que me decía "mira mamita"; cuando me volteé el man se había sacado la verga y la tenía en su mano, mirándome con su sonrisita irónica y tonta del que se siente seguro de sí mismo y de la calentura de la nena que tiene al lado.
    
    Y bueno…. En esta parte al menos el relato sí que se parece a una fantasía cualquiera. Que vergota que tenía… con razón era tan seguro de sí mismo y tan descarado. Me enseñaba una tranca gorda y larga, muy erecta y con un glande algo oscuro y enorme, mirándome atentamente sin signo alguno de timidez o temor al rechazo. Seguramente nunca le habían huído a esa verga, y claramente yo era la menos indicada para hacerlo.
    
    La reacción en mi concha y estómago fue inmediata, sin embargo desvié la mirada tratando de descubrir si había alguien por ahí. La pareja ya se había distanciado varios metros y no se veía a nadie más venir desde la puerta del bar. Me quedé mirando hacia fuera sin decir nada, nerviosa y enferma de calentura, pero por alguna razón no quería darle mi brazo a torcer a ese baboso. El tampoco decía nada, al cabo de unos segundos miré hacia delante y pude ver de reojo que seguía mirándome y ahora se pajeaba lentamente.
    
    Por ...
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