Sobre el gimnasio
Fecha: 11/01/2024,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... fin me preguntó que qué pasaba, tomándome la mano izquierda, que yo tenía al costado del asiento, y la llevó a su verga preguntándome si no me gustaba. Siempre mirando hacia otra parte, dejé mi mano agarrando su vergota, aunque sin moverla, pero la humedad en mi concha sencillamente ya me volvía loca y no pude seguir haciéndome la dura, así que con mi cara de pesadez empecé a pajearlo despacio mientras le decía que si estaba loco, que lo podía ver alguien.
Por fin el man se molestó. Se le acabó la paciencia y cambió de actitud, y eso me facilitó las cosas. Se me acercó repentinamente, me tomó de la nuca y me empujó despacio pero con firmeza hacia su tranca, diciendo "vamos nena que no tenemos toda la noche". Y ya, a mamar otra vez, abrí bien la boca y me la tragué, en esa posición ya no tenía que mirar hacia otro lado ni poner caras de molestia, podía sencillamente chupar verga, y una muy rica. Aunque me preocupaba que pudiera pasar gente, me dediqué a mamar sabiendo que en el peor de los casos, no verían mi cara.
El tipo hacía movimientos de cadera, como cogiéndome la boca, y mantenía su mano en mi cabeza, listo para dirigirme, pero no le era necesario porque me la estaba tragando bastante bien, coordinaba mis engullidas con el avance de su tranca, y luego apretaba bien los labios y la sacaba despacio, casi del todo. Cuando sentía el comienzo de su glande en los labios, me la tragaba nuevamente. Cambié mi mano izquierda en su vergota por la derecha, para poder ...
... pajearlo bien. Él gemía suavemente, y exhalaba muy fuerte, y yo, por mi parte, empeñada sin tener muy claro por qué en no darle el gusto en todo y que se sintiera tan dueño de la situación, mamaba sin hacer ningún ruido más allá del que produce una buena chupada de verga. Ningún gemido, quejido, nada. Pero mi concha era un desastre, no paraba de sentir como fluía y se abría pidiendo verga.
Después de un buen rato, cuando comenzó a dolerme la mandíbula, empecé a acelerar la mamada para provocar su acabada, pero no aguanté más la calentura, me incorporé y traté, como mejor pude, de sentarme encima de él. Y bueno, no fue nada de fácil, había poco espacio para moverse y entre la palanca de cambios, el manubrio y que no me había sacado los calzones, la verdad fue un desastre, sólo alcanzó a rozarme la concha con su verga y por más que trató de hundírmela no pudo más allá de la punta, así que volví a mi asiento muy frustrada y me dediqué a terminar la mamada.
Cuando el man estaba por acabar, me la saqué de la boca y lo pajeé con fuerza hasta que acabó, más a borbotones que a chorros, sobre mi mano. A los pocos segundos empezó a hablarme no se qué babosadas que no tenía ganas de escuchar, además no tenía con qué limpiarme la leche de la mano, así que le dije que yo volvía a entrar al bar y me bajé del carro. Se vino detrás de mí pero me hice la loca y volví con mis amigas, después de pasar al baño a lavarme.
Pareció entender que no daba para más, porque al rato lo vimos con otra ...