Los Cuatro Ancianos (II)
Fecha: 13/01/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... prepararme el desayuno?, por favor.
Isabel, media adormilada todavía, sintió como su entrepierna seguía muy mojada y ardiente de deseo. No habían hecho el amor en la última semana porque ella esperaba que fuera él quien la buscara, pero él venía muy cansado del trabajo y no se lo ofrecía por iniciativa propia. Sin embargo, el calor que sentía necesitaba ser apagado.
-¿Uno rapidito…? -le dijo con cara traviesa.
José la miró sorprendido y confuso a la vez. Como si le hubiera hablado en otro idioma.
-Amor, ahora es el peor momento, llego tarde al trabajo.
-Que se joda Patricio. Porque llegues diez minutos tarde una vez no pasa nada.
-Isa, cariño. Están a punto de ascenderme. Llevo toda la semana a tope. Después de tanto esfuerzo no quiero estropearlo ahora por llegar tarde un día.
Isabel inmediatamente asintió conforme. Tras comprobar lo importante que era para su marido acudir a tiempo al trabajo cambió su estado de ánimo al de apresurado.
-Claro -aseguró ella -. Ve a ducharte. Te preparé algo rápido.
-Gracias.
José asintió para a continuación ir directo al baño. Antes de salir del dormitorio cogió la ropa que tenía previsto ponerse en ese día, la cual ya tenía preparada, e Isabel volvió a llamar su atención antes de salir.
-Pero de hoy no pasa, ¿eh?
José la miró y le sonrió con gesto fiero, y seguidamente recorrió el pasillo como una exhalación.
Isabel salió de la cama más lentamente. Sentía como las bragas estaban empapadas. Su sueño ...
... realmente la había puesto cachonda, pero casi no recordaba nada ya. Se frotó el coño varias veces mientras iba hacia la puerta a la vez que suspiraba. Se dijo a sí misma que, tan pronto su marido se fuera, se masturbaría un buen rato en el dormitorio.
Isabel llevaba puesto un camisón ligero de color blanco y rosado que le llegaba hasta las rodillas. Se hizo un moño rápido en el pelo y se colocó unas cholas de andar por casa. No se puso nada más encima por las prisas, pese a que tenía un poco de frío tras salir del calor delas mantas y sábanas de su cama.
Ya se escuchaba el sonido del agua de la ducha caer, pero antes de llegar a la cocina Isabel escuchó un ruido procedente del cuarto de la lavadora en el sótano. Ella se extrañó ya que no debería de haber nadie, y nadie más que ella bajaba a hacer la colada. Se asomó rápidamente y bajó los peldaños en silencio. Allí vio a su suegro con las bragas que había usado ella el día anterior entre sus manos mientras se masturbaba con ellas. Estaba de espaldas, y muy concentrado en lo suyo, por lo que no percibió su presencia. Isabel abrió los ojos como platos y su cara se puso roja de furia. Bajó como una exhalación hacia él, cogió sus bragas y se las arrancó de entre las manos.
-¡¿Qué demonios haces viejo verde?! -exclamó en voz baja.
-¡Isabel!
-¡Qué asco! -continuó diciendo exaltada, pero siempre en un tono bajo que no trascendiera -. ¿En serio te masturbas con mi ropa interior?
-Qué más da -dijo él con nerviosismo en ...