1. LAS MUJERES DE PAPA 4


    Fecha: 15/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    Era nuestro polvo de cada noche, y aclaró de cada noche porque durante el día era casi religión coger antes de irnos a la escuela o quizá al despertar. No teníamos hora ni lugar, para mis hermanos y yo el sexo era sólo una necesidad que debíamos satisfacer. Mi hermana Beatriz dormía en una de las dos camas que había en el cuarto, debía estar despierta talvez escuchándonos y porque no, hasta dándose dedo. Lo intuía porque había sido con ella con quien comenzamos nuestra historia de sexo en la familia. Cinco años habían pasado desde esa vez que me regaló su virginidad, ella 11 y yo 12. No pares había dicho. Yo encima de ella entre sus piernas, desnudos. Sexo inocente, de hermanos. No podría precisar en que momento hizo su aparición el morbo, el deseo, la pasión. Porque al principio follabanos por mero instinto. Aunque no por ello dejábamos de disfrutarlo, porque mi hermanita se transformaba al momento de tener sexo. Podía recordar su inocente rostro dándome una mamada o cuando cogíamos de cucarachita, le encantaba sentirla hasta adentro me decía siempre. Su vulva era estrecha acorde a su pequeño cuerpo, pero siempre se las arreglo para hacerle espacio a mi pene desproporcionado para mi edad según había podido constatar con otros chicos de mi edad. A los 12 ya me medía más de 13 cm y era grueso como una señal de OK hecha con la mi mano que también siempre fueron grandes. Ahora me medía 17 cm desde el pegué superior, ya que por debajo sentía que sobrepasaba los 20 pero sabía ...
    ... que eso no se lo podía meter a Lily quien piernas al hombro pujaba sintiéndome llegar al fondo de su vagina. Ella abajo yo arriba, su cuerpo sudado, moreno como si no fuésemos hermanos de sangre. Yo estirado a todo lo que mis piernas podían extenderse. Me sostenía con la punta de los dedos de mis pies y como si estuviera haciendo flexiones de pecho una y otra vez bajaba hasta enterrarle todo mi garrote a aquel chochito goloso, caliente, de labios gruesos y apenas cubierto de vello vaginal. Lily apenas tenía 12, hacia más de 2 que se había hecho cómplice de nuestros juegos sexuales, muy desarrollada para su edad, caderas bien delineadas, pechos aún nacientes. Al igual que a Beatriz le encantaba la verga, le gustaba sentirla hasta adentro. Más más más dame más decía una y otra vez talvez consciente de que en aquel cuarto el pudor no existía. Era hasta hace unos meses que Beatriz había tomado aquella actitud de no ser parte de nuestros juegos, pero aquellos gemidos debían de tenerla caliente. Talvez por eso mi empeño en hacer gritar de gusto a Lily, era según yo una provocación a su gusto por el sexo. Que se calentara, que terminará masturbándose bajo las sábanas, que deseará ser ella la que estuviera comiéndose mi gruesa y dura polla. Casi podía imaginármela apartándose el calzoncito por un lado, ahora debería de estarse masajeándose el clítoris una y otra vez, sus labios apartándose uno contra el otro, sus ojos cerrados sintiendo como le entra mi polla hasta el fondo. Su cuerpo ...
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