1. LAS MUJERES DE PAPA 4


    Fecha: 15/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    ... debe estar caliente, la respiración acelerada, el corazón latiéndole a 300 por minuto, adivino que está por quitarse esa colcha de encima y sin reparo alguno ahora se masturbara esperando que después de Lily mi verga vaya a satisfacerla como otras tantas veces lo ha hecho. Tener 17 años es maravilloso, una a la vez o con las dos al mismo tiempo. Así hemos vivido nuestro sexo desde que vivimos en esta vecindad, aunque tenemos a nuestro otro hermano, mejor que Beatriz y quien ahora duerme sobre un colchón a lado de su cama. El cansancio lo hizo quedarse dormido, sino seguro estaría conmigo en aquello que tanto nos gustaba. Éramos cuatro hermanos precoces que papá tuvo bien que durmiéramos juntos cuando llegamos a vivir a aquella vecindad, porque no cabíamos todos en un solo “apartamento”. Nadie imaginaria que Lily follaba como lo hacía, con la verga adentro gozaba como cualquiera hembra excitada porque le estén dando sexo duro. Gemía satisfecha, sus manos arañando mi espalda, su vulva hirviendo derramando líquidos por el borde de sus labios vaginales, su respiración agitada, sonidos intangibles escapándosele de la boca, era evidente que estaba al borde del mismísimo orgasmo. Estábamos a oscuras, pero acostumbrados a ello podíamos ver más allá de nuestros ojos. El bulto de mi hermana en su cama seguía ahí, apostaría cualquier cosa que no me equivocaba. Sabía que su chocho debería estar siendo consolado por ella misma. Como para echarle más leña al fuego, quise cambiar de ...
    ... posición. Ahora Lily de colocó de rodillas sobre la cama, a cuatro, yo atrás me agarré a su bien formado trasero y poniéndole mi polla en la entrada de su vulva se la empuje de una vez hasta escuchar aquel prolongado gemido que yo había querido provocar. Quería que Beatriz tuviera más motivos para masturbarse. Se giró en dirección a nosotros, cubierta siempre por la colcha. Un leve gemido llegó hasta mi y supe que mi intención había tenido eco. Seguí culeando a Lily como pocas lo había hecho, fuerte. Nuestros cuerpos chocaban dejando escuchar el tan conocido sonido de dos amantes follando. La cama nos acompañaba con sus ruidos en aquella melodía de sexo, los resortes metálicos rechinaban una y otra vez. Mi pequeña hermana de 12 había enterrado su cabecita sobre el colchón entregándose totalmente, sin reservas. Mi pene la taladraba una y otra vez sin misericordia alguna. Sendos pujidos presagiaban que está a punto de acabar. Llevábamos más de 30 minutos follando, algo que últimamente se había hecho costumbre. Quizá el hecho de echar más de un polvo al día hacia que me tardará más de lo normal, mi verga está dura como un mazo, adormitada como insensible. Un dolor de había ido a alojar en mi parte baja, mis huevos colgando entre corrientes de energía, sentía una ganas exageradas de eyacular pero no podía. Un ligero temblor se había apoderado de mis piernas, mi corazón latía intermitentemente. Supe que debía concentrarme, que debía acabar. Con los ojos cerrados empecé a fantasear que ...
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