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El piso de estudiantes, la puerta de enfrente
Fecha: 28/01/2024, Categorías: Bisexuales Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos
Han alquilado el apartamento de enfrente como piso de estudiantes. No es que la anciana pareja que vivía antes y se ha mudado a la Costa del Sol fuera una bicoca pero desde luego no molestaban mucho. Con dos puertas por planta suponía que a partir de ahora los nuevos vecinos podían convertirse en un suplicio. A mis cuarenta y tantos me había acomodado en mi estilo de vida de solterón, tras el divorcio. Buey suelto bien se lame, que decía mi abuela. Diciéndolo como algo más práctico, yo me lo guiso, yo me lo como. Aunque no me comía un colín, llevaba un mes en dique seco. No había conseguido echar un polvo en bastante tiempo y no es que sea muy escogido. Había probado de todo y me gustaba variar, al menos en el pasado. Estaba relativamente equivocado en lo referente al piso. Universitarios jóvenes, guapos y por lo que fuimos viendo con el tiempo, mas o menos formales. Durante la semana se dedicaban básicamente a estudiar sin montar jaleo. Los fines de semana o se volvían a las casas de sus padres o salían y aunque volvían de madrugada lo hacían lo suficientemente serenos o al menos con cuidado de no despertar a nadie. No habían organizado ni una fiesta los primeros meses así que la desconfianza fue bajando a pasos agigantados. Siempre he sido simpático y con ellos no me costaba mantener la sonrisa cuando nos cruzábamos en el rellano. La sonrisa y la mirada por sus cuerpos jóvenes, delgados y bellos. Aunque durante el invierno no podía disfrutar mucho de esas ...
... vistas. Iban muy tapados, como todos. Llegó la primavera y el tiempo mejoraba y todos nos íbamos librando de ropa según hacía más calor. Con lo que el espectáculo mejoraba, podía verlos en camisetas finas y de manga corta y en vaqueros ajustados. Hacía muchos años que no disfrutaba de un cuerpo masculino. Mis ultimas amantes habían sido todas mujeres. Supongo que simplemente por la vagancia de aceptar una cierta normalidad o mi ex-mujer me había acostumbrado al sexo heterosexual. Así que mi bisexualidad se había refugiado en ver de vez en cuando vídeos gays por internet y las pajas que caían con ellos. Pero tener aquellos cuerpos así al otro lado del tabique había despertado algo en mí. Y esa sensación la había ido desahogando en el gimnasio y la piscina. Donde además disfrutaba de la vista de otros cuerpos femeninos y masculinos en buena forma física. A veces incluso desnudos del todo en las duchas, los de los chicos. La sensación y la energía que me sobraba de no follar la gastaba haciendo ejercicio. Así que yo también podía salir en camiseta ajustada sin que me avergonzase una barriguita cervecera. Una mañana de un sábado de mayo especialmente caluroso llamaron al timbre. Me pilló en calzoncillos, un bóxer de lycra, ajustado y bastante normal. A punto estuve de ponerme algo más encima. Pero lo pensé mejor y me dije que si llamaban a esas horas quien fuera no se molestaría por verme así. Era uno de los vecinos de enfrente que iba algo más tapado que yo, ...