1. El piso de estudiantes, la puerta de enfrente


    Fecha: 28/01/2024, Categorías: Bisexuales Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... bajar el bóxer despacio descubriendo mi pubis depilado y la raíz de la polla despacio. Como en un espejo él me imitaba. La lycra de su pantalón de deporte me iba dejando ver más de su piel según se lo quitaba.
    
    Con cada centímetro de epidermis que quedaba al aire me parecía más bello. Por fin las dos pollas algo más que morcillonas salieron al descubierto. Tiramos las dos prendas encima de su camiseta en el respaldo de una silla.
    
    - ¿Nos terminamos el desayuno?.
    
    - Si, claro, yo tengo hambre.
    
    A pesar de la calentura y sensualidad que había en la habitación no teníamos prisa. Volvimos a sentarnos a la mesa, lado a lado, pero mirándonos a los ojos con concentración. Por no mirar a las pollas desde luego.
    
    Su expresión era de pura lascivia, creo que igual que la mía. Cuando sacó la lengua para lamer la crema de un pastelillo ya no pude esperar más. Dejé caer una mano con suavidad sobre su muslo.
    
    Los dedos por la cara interna subiendo despacio hacia su polla. Viendo que habíamos dejado de disimular se inclinó hacia mí buscando mis labios. Su beso empezó siendo suave. Cogiendo mi labio inferior entre los suyos.
    
    Yo le di mi lengua y mi saliva. El beso se fue haciendo cada vez más lascivo. En ese momento noté su mano acariciando mi pecho y pellizcando mis pezones con suavidad, con lo que eso me excita.
    
    Debió notarlo por el jadeo que solté. Así que para ponerme aún más cachondo se inclinó a lamerlos. Para entonces yo ya tenía en la mano su rabo que se había ...
    ... puesto bien duro. Y acariciaba sus suaves y pelados huevos.
    
    - Mejor vamos a la cama. Será más cómodo.
    
    Me levanté y durante el segundo que le dí la espalda para dirigirme a mi dormitorio aprovechó para besar una de mis nalgas. Como aún estaba sentado le fue fácil.
    
    - ¿Tantas ganas tienes?. Estas muy cachondo.
    
    - Creo que como tú. Llevas un buen rato con la polla apuntando al techo. ¿Hacia mucho que no follabas?
    
    - Seguro que más que tú. Tienes muy buena compañía en el piso.
    
    - No están mal, y nos divertimos pero hoy quería probar algo diferente.
    
    Se pegó a mi espalda poniendo su polla entre mis nalgas y me abrazó por la cintura rodeando cuerpo.
    
    - ¿El café?
    
    - Mejor la leche. La que guardas aquí.
    
    Rodeó el tronco de mi rabo con sus dedos finos y largos. La acarició un par de veces antes de levantarse y venir detrás de mí. No perdía de vista mi culo, seguro que pensaba en follármelo.
    
    Junto al lecho nos abrazamos buscando la boca del otro. Cruzábamos las lenguas fuera de las bocas. Besaba de miedo, como queriendo saborear toda mi boca, chupando la sin hueso. Dejando caer nuestras salivas hasta los pechos de ambos.
    
    Aprovechando esto se inclinó de pronto a lamer la piel de mi torso. Buscaba mis pezones que se metió entre los labios. Es algo que me encanta, los tengo muy sensibles y jadeaba, ya sin control.
    
    - ¡Sigue! Lame toda mi piel.
    
    Yo alcanzaba a acariciar su espalda torneada, el cuello y los hombros. Levantó mis brazos solo con un gesto y pasó la ...