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Tras el primer concierto (I)
Fecha: 01/02/2024, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos
... de restregarse hasta el último rincón del cuerpo, prestando especial atención a sus nalgas, ingles, axilas y genitales. A pesar de no pretenderlo no pudo evitar tener una erección mientras se enjabonaba. Resistiendo las ganas de masturbarse se aclaró el jabón procurando no mojarse el pelo y se envolvió las caderas en una de las mullidas toallas del hotel tras secarse con ella. Estaba a punto de prender el televisor cuando la puerta se abrió de nuevo. –Veo que me has hecho caso, muy bien –comentó Héctor a modo de único saludo. –¿Qué te habías dejado? –preguntó el joven algo apocado, ciñéndose más la toalla en torno a las caderas. –Oh, no te preocupes, lo descubrirás pronto. Ven aquí. Héctor se acercó al joven que se puso de pie. La pequeña toalla no conseguía disimular su erección, pero para su sorpresa el gigante la ignoró. Agarrándole por los hombros le hizo girar y caer boca abajo en la cama. Acariciando su espalda el hombre retiró el trozo de tela húmeda y aferró las blandas nalgas del chico que soltó un gemido, dejándose manosear sin oponer resistencia. Héctor separó los glúteos y examinó detenidamente el ano del joven. Rosado, estrecho y con pequeños pliegues tenía un aspecto realmente apetecible. Pasando uno de sus grandes dedos por el ano de Álvaro le abrió ligeramente. El chico soportó el escrutinio en silencio, observándole por encima del hombro, con los ojos brillantes y el pene duro y goteando sobre la cama. Sin dirigirle la palabra Héctor retiró ...
... una de las almohadas y sacó un antifaz con el logo del hotel estampado en él de debajo de la misma, obsequio para los huéspedes. Con una sonrisa maquiavélica le deslizó por la cabeza del chico y, colocándole sobre sus ojos, cegó su vista. Álvaro volvió a gemir y llevó una de sus manos al antifaz de tela, pero antes de que pudiese rozarle Héctor le retuvo por la muñeca y dobló el brazo del chico hacia atrás, en su espalda. Juntándole con el otro brazo les mantuvo sujetos con una sola mano, con una facilidad insultante, y sacando un juego de esposas de cuero de la mochila que había dejado a sus pies inmovilizó ambas muñecas, una contra otra. –¿Qué haces? –preguntó Álvaro, más excitado que preocupado. –Asegurarme de que eres una buena puta, y de que no te mueves hasta que nosotros te digamos que lo hagas. Ahora cierra la boca, no hagas preguntas y aguarda ahí quieto y tranquilo. Si no te ves capaz, siempre puedo amordazarte. A pesar de su tono duro pudo notar que la situación le divertía. Mordiéndose el labio inferior el chico movió las piernas, buscando una postura más cómoda sobre la cama, resignado a esperar. Si bajaba las caderas podía notar como rozaba su pene contra la tela, pero consciente de que eso no le ayudaría en lo más mínimo procuró mantenerse quieto. No sabía qué hacía Héctor, pero escuchaba cómo abría y cerraba las cremalleras de la mochila y como sacaba objetos de ella, aunque no pudo precisar cuáles. Dejándole sobre la cama él también se fue a la ducha. ...