1. Violada por un incubus


    Fecha: 02/02/2024, Categorías: No Consentido Autor: Aslam56, Fuente: CuentoRelatos

    ... senos. Lo extraño era que no se masturbaba pues sus manos sujetaban los barrotes de la cabecera. Aunque desconcertado para evitarme problemas de que me acusara de fisgón me alejé. Me quedé dormido mientras pensaba en lo que había visto.
    
    Al amanecer, otra vez, recibí fuertes toques en mi puerta. Al abrir Elizabeth, me dijo
    
    - ¿Con qué no eres tú sabandija? ¡Mira como dejaste morados de mis bracitos y piernitas por tus manotas de chango peludo! ¡Mira los chupetes en el cuello! ¿Eres brujo o hijo del chamuco? ¿Cómo lo hiciste sin que me diera cuenta? -
    
    Le contesté - ¡Yo no fui! ¡Te lo aseguro!
    
    Enojada refiriéndose al papel que le había arrojado a la cara, me dijo
    
    - Ah ya leí el papelito que me dejaste. ¿No se te ocurrió mejor forma para quieres a todos justificar que yo te escribí eso? Mira chato, tengo los suficientes ovarios para decirte lo que quiero y pienso en tu cara de ratón lechero. Y lo que me enfurece es que ahora por tu culpa, renacuajo bocón, voy a tener que usar pantalones, blusas de manga larga y de cuello de tortuga. ¡Eres un pervertido!
    
    No pude contestarle nada. Lo que había visto anoche junto con sus moretes me dejaron sin palabras. Sólo atiné a decirle
    
    - El domingo me cambio de casa
    
    Respondiéndome
    
    - ¡Ya sáquese de aquí! ¡Úshcale perro!
    
    Esta vez sus palabras me fueron indiferentes, sabía que algo raro ocurría. Así esperé el anochecer. No dormí. Investigar era mi propósito. En eso escuché un grito desgarrador. Salí como relámpago a la ...
    ... habitación de mi esposa. Al asomarme por la cerradura vi que se movía piernas arriba, parecía que descansaba sus pantorrillas en los hombros de un ser invisible. Por cómo se abría y cerraba su vagina, sin duda, era penetrada dura y profundamente.
    
    Ligeramente flotó en el aire. Quedó en cuatro. Algo la violaba. Ese ente invisible la tomaba con brusquedad de los senos. Los amasaba y jalaba de los pezones. Mi mujer gemía al ser sujetada de su cabello para atrás. La piel de su trasero se tornó colorado. Algo la nalgueaba. Me decidí a tirar la puerta pero parecía de acero. Quedé mudo cuando de la pared de la habitación una sombra helada salió. Eran tan fuerte que al agarrarme de los brazos me lanzó por los aires. Mi cuerpo paró el viaje al chocar con otra pared. A la sombra la vi alejarse. Me incorporé y grite
    
    - ¡Elizabeth, ábreme! ¿Estás bien?
    
    La vi salir toda desguazada. Al barandal de las escaleras fue a recargarse. Cómo pude me levanté. La cargué y llevé al médico para que la atendiera. En el camino, me decía
    
    - ¿Qué fue eso que me violó? ¡Tengo miedo!
    
    El ginecólogo que la atendió, halló un desgarro interno y lesiones recientes. Se limitó a decir
    
    - Joven no sea tan brusco. Casi se la acaba. Es toda para usted pero con calma
    
    Me quedé sin saber que decir pues nadie me iba a creer, lo que en verdad ocurrió. Al regresar a casa la pasé a mi cama. Me quedé vigilando toda la noche. El olor nauseabundo aromatizaba el pasillo. Pensaba en su seguridad. En eso escuché ...
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