1. Violada por un incubus


    Fecha: 02/02/2024, Categorías: No Consentido Autor: Aslam56, Fuente: CuentoRelatos

    ... una voz, decirme
    
    - ¡Lárgate pito chico! ¡Vete ya! ¡Déjame a ella! ¡Vete o pagarás las consecuencias! ¡Vete!
    
    Le grité
    
    - ¡Fuiste tú quien eso la carta! ¡Quién me hizo creer que ella me estaba echando! ¡Miserable ser que te escondes en las sombras!
    
    En risas, contestó
    
    - ¿Quieres verme?
    
    La puerta se abrió, frente a mis ojos había un infernal y horrible Incubus. Su cuerpo era la de un enano gordo peludo. De pene erecto pero descomunal. Orejas puntiagudas. Hocico de cerdos. Sus dedos eran garras y sus pies pezuñas. De voz cavernosa y rostro feo. El ser me agarró de la solapa y dijo
    
    - Tu mujer es mía. No te doy permiso a que la mires menos a que la toques. ¡Es mía!
    
    En el aire dibujé un semicírculo hasta estamparme en el piso. Desde ahí lo vi jalar de los pies a mi cónyuge. No tuvo empacho en desgarrarle toda la ropa. Su pene brillante como brasas ardientes era descomunal. Le abrió las piernas, penetrándola con fuerza y rabia. Elizabeth, gritaba de miedo. El demonio le sujetó de la cintura. Su lengua de casi dos metros de largo resbalaba centímetro a centímetro por el blanco cuerpo de ella.
    
    Mi mujer gemía. Su rostro dibujaba un sinfín de emociones. A veces se veía dolor, placer, deseo de seguir y despreció. No podía luchar contra ese ser. Su cuerpo se balanceaba al empuje de la pelvis demoníaca. Sus pezones erectos eran absorbidos en demenciales chupadas. La vagina le quedaba grandemente abierta en los embistes de ese miembro viril exageradamente grande. ...
    ... Tuvo varios orgasmos que la noqueaban. Al recuperar conciencia Elizabeth, trataba de golpear a la bestia con manos y pies. Como carretonera lo insultaba. Al monstruo tal solo le causaba risa y no paraba. Me levanté, de mi bolsa de golf, alcance un palo y con fuerza me fui sobre la criatura. A cada golpe que recibía con cinismo me decía
    
    - ¡Qué rico aprieta! ¡No la supiste aprovechar! ¡Aprende a tratar a una hembra estúpido!
    
    No había heridas en su cuerpo y cabeza. Entre gemidos paró. Se separó de mi esposa y me dijo
    
    - Qué delicia llenarla de mi abundante leche. Última advertencia. Vete. ¡Ella se queda conmigo!
    
    Se fue y en automático abracé a Elizabeth que lloraba. Le dije
    
    - Hoy mismo nos vamos
    
    La voz del ser se escuchó decir
    
    - ¡Ella se queda!
    
    El amanecer surgió en el cielo. Se vistió y salimos de la casa. Corrimos al primer hotel lejano que encontramos. Todo el camino se fue temblando de pies a cabeza. Me decía
    
    - ¡No me dejes! Perdona todo lo malo que te dije anteriormente, es que siempre has sido bien resbaloso y estaba muy celosa pero por lo que más quieras ¡No me dejes!
    
    Una vez que pagamos el alquiler, fuimos a desayunar. Necesitábamos ayuda. En una banqueta del parque, tristemente sentados en ella, se acercó un hombre de barba larga, traje negro y cabello medio cano con maletín chico en la mano. Daba migas a los pájaros, al vernos nos sonrió. Nos preguntó
    
    - ¿Qué les ocurrió?
    
    Sin mi permiso, separó la tela de la blusa de mi mujer. Observó en ...