Dia del Padre (Jornada Electoral 2)
Fecha: 07/02/2024,
Categorías:
Anal
Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos
... vaina muscular que divide los dos canales. Con los dedos en mi culo presionándome, podía sentir tanto esos dedos como su verga en mi vagina, la sensación dual sutil y al mismo tiempo, intensa. Rápidamente llegué a tal estado de excitación que supe que pronto llegaría al clímax, y él también lo sintió. Pero él quería mantenerme en vilo, y un orgasmo ahora apagaría ese filo. Así que sacó ambos dedos de mi culo y su polla de mi coño.
Dejó que reposara durante unos minutos eternos, estabilizándome. Y cuando comencé a preguntarme qué esperaba, desesperada por su contacto íntimo nuevamente, lo sentí acercarse y esta vez sentí la punta de su polla contra mi ano.
Dejó su polla allí durante un largo momento, presionando ligeramente contra el borde de mi esfínter, incitándome. Luego, con un solo y poderoso empuje, penetró con toda su longitud, solté un grito agudo, el éxtasis repentino de esta rápida intrusión era demasiado para contenerlo en silencio. Comenzó a penetrarme por el culo, a culearlo con experiencia, que gocé. ¡Con poder, con fuerza, con su impresionante verga! Mi culo, era suyo, de su propiedad ahora. La dicha que me dio sondeándolo, culeandolo no tenía precio. Y así, con los ojos vendados y atada, indefensa, expuesta y completamente vulnerable, aumentó todas las sensaciones inconmensurablemente.
Mi excitación aumentó rápidamente, llevé una mano a mi coño, pero él la apartó de un manotazo.
Cesar: "NO perra" bruscamente, solo él, no yo, ni nadie más, podían ...
... modular mi placer ese momento.
Así que tuve que soportar que me sodomizaran así sin la ayuda de mis dedos. Siempre ávidos de darme placer, mis propios dedos eran amigos íntimos y confiables, esos dedos siempre disponibles para estimularme, especialmente mientras estaba siendo probada analmente de esta manera. Siempre había sido, desde la pubertad, una masturbadora escandalosamente ávida. Pero ahora no podía tocarme. Ahora me vi obligada a permanecer en la posición, los tobillos en los estribos, las piernas levantadas y abiertas mientras me follaba el culo a su ritmo, escariando mi recto con su herramienta a su voluntad.
Finalmente, salió de mí y pareció abandonar abruptamente la sala de examen. Tuve la tentación de tocarme, pero ¿realmente se había ido? ¿Me estaba mirando? ¿Él aprobaría? Pensé que simplemente debería esperar, por más tortuosa que pudiera ser la espera.
Lo escuché regresar. Sonaba como si estuviera sacando algunos artículos de una bolsa que había traído consigo. La mesa de exploración tenía una bandeja de instrumentos de acero inoxidable adjunta, escuchaba como colocó los artículos en la bandeja.
Me tomó la mano inmediatamente supuse lo que estaba tocando, un consolador, un consolador muy grande, muy grueso. Había visto una variedad de consoladores cuando entré por primera vez en la sala de examen, pero este era mucho más grande. Ahora me permitió mover mi mano sobre su superficie, para agarrarla en toda su longitud. Aunque no podía verlo, sentí que ...