1. La mejor cita con mi dentista.


    Fecha: 17/02/2024, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... tenga mucho que ver, lo tuyo es una caries, lo cual me sorprende considerando tu historial en cuánto a controles, quizá te descuidaste un poco —me dijo con un tono inquisidor, que en mis interiores me hacía rogar por un castigo. —Aunque, el dolor en esa zona si puede estar relacionado al estrés, en ese caso el tratamiento sería otro —me dijo ahora con un tono distinto, pero con el mismo efecto que el anterior.
    
    —¿Ah si, y cuál sería? —le dije.
    
    —Pues si es por estrés, ningún medicamento te lo va a quitar, es algo que debes trabajar tu. En mi caso te compadezco, creo que pudiste observar ahora la escena del estacionamiento —me respondió de manera que la vergüenza se había vuelto apoderar de su habla.
    
    —Si lo pude ver, pero usted puede confiar en que la entiendo, las relaciones formales pueden ser, a veces, complicadas —expresé con una intención condescendiente.
    
    Ella me miró entendiendo el sentido de mi comentario, lo cual acompañé diciendo: —creo que no soy solo yo el que necesita trabajar su estrés —dije mientras me acomodaba en la silla.
    
    Mónica, al escuchar lo que dije, se detuvo un instante, terminó lo que sea que estuviera preparando para hacerme mi calza, y se dirigió de nuevo a su silla.
    
    —Tienes mucha razón, mi esposo fue un estúpido e hizo algo que no tenía que hacer, creo que es lógico que yo también necesite dejar ir algunas cosas. —me decía en tanto rodeaba mi rostro con sus manos y se mordía ligeramente su labio inferior. —te haré la ...
    ... calza.
    
    Comenzó el tratamiento, el protocolo usual para tapar una caries, yo me había relajado mucho, de todas formas, no sentía nada gracias a la anestesia, casi me derretía en esa silla de dentista. Me encontraba expuesto, mis deseos por ser devorado por ella se palpaban en el ambiente, dichos deseos se vieron calmados cuando después de unos minutos sentí la ligera presión de su pecho contra el costado de mi cara.
    
    Podía sentir el calor que irradiaba de su cuerpo, un calor que gritaba por ser liberado, una llama que debía salir en busca de su combustible para mantenerse con vida. Esta presión en mi rostro fue recibida por el disimulado acomodo de mi cabeza en la silla, frotando un poco el costado privilegiado de mi cara en sus grandes pechos. Además, para asegurarme que supiera que su actuar había sido de mi agrado acompañé a sus dedos laboriosos en mi boca con mi lengua, tratando de hacer más llevadero su trabajo.
    
    Mi acción, en espera de respuesta, fue respondida por su mano desocupada encima de mi muslo, y por una presión más fuerte de sus jugosas tetas, probablemente ya había terminado su trabajo, de ahora en adelante era obvio que necesitaría ayuda.
    
    —Debo probar la resistencia de tu calza, no tengo el implemento adecuado, así que espero no te moleste que use otro método —me dijo mientras se quitaba su guante azul y dejaba al descubierto su delicada mano, adornada por ese odioso anillo de bodas.
    
    Cómo si mi pensamiento hubiera sido escuchado, introdujo sus dedos anular y ...
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