-
Tu madre, nuestra puta (6): Final
Fecha: 18/02/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Relatador2022, Fuente: CuentoRelatos
... para hacerlo. “Al lio”, oí que le decía Marisa a Carla. Marisa se puso frente a nosotros, y extendió las dos manos, y con un dedo de cada nos señaló a Pablo y a mí, haciéndonos señas de que fuéramos. Carla hizo lo propio con Oscar, yendo a por él y llevándoselo a un sofá. Marisa, nos cogió con una mano la polla a cada uno, y empezó a pajearnos. “Chicos, quiero que sepáis que hago esto porque me apetece un montón. No lo hago por sentirme obligada ni nada por el estilo, y si nada de esto hubiera pasado, seguramente me hubiera apetecido igual, en el momento en que os hubiera conocido a fondo. Pero si por cualquier tema a vosotros no os apetece o no queréis por principios o yo que sé el porqué, lo entenderé y aquí no ha pasado nada. Todos tan amigos”, nos dijo. En mi vida había tenido la polla tan gorda y tan dura como al sentir la mano de Marisa acariciándola. No quería ni pensar lo que sería si eso lo hacía con la boca, o con el coño. “Marisa, cielo, nunca te lo hubiéramos pedido, aunque moríamos de ganas, pero ¿cómo no vamos a querer?, verdad Pablo. Pablo ya no hablaba, le había metido la mano por debajo del vestido a Marisa, y la estaba tocando el culo. Marisa me miró como diciéndome ¿qué coño esperas para comerme la boca? Y lo hice, vaya que si lo hice. Una de las novias que había tenido, me había echado la bronca por comerle la boca de forma muy agresiva, me dijo. A las chicas nos gusta que se sea suave. Primer acercar los labios rozarlos con los ...
... míos, luego irlos abriendo con la lengua, despacio, no denotes que tienes prisa o ansiedad. Cuando la chica esté dispuesta, abrirá la suya comenzará el verdadero morreo. Así es que era el momento de acertar o de pegar el resbalón. Lo hice tal y como me había dicho mi ex chica. El contacto de mis labios con los de Marisa, fue total. Toda la suavidad y calidez, hechos labios. Ella respondió dejándose hacer. Mientras Pablo, progresaba adecuadamente, y ya le había empezado a bajar el vestido a Marisa. Yo no me separaba de sus labios, aunque fuera el fin del mundo. Ella seguía aferrada a nuestras pollas, aunque sin duda conocedora de que estábamos a mil, prefería no hacer más que movimientos puntuales porque si nos pajeaba, nos iríamos como dos cerdos. Realmente no vi, pero si sentí, como ahora lo que me rozaba era su sujetador. Pablo le había dejado caer el vestido al suelo, me daba así con el hombro como diciendo, me toca. Pero Marisa, comenzó un ligero jadeo. Nuestras manos habían alcanzado sus tetas y las tocábamos por dentro y fuera del sujetador. Yo con su teta derecha, jugando con su pezón, Pablo con la izquierda, y punteándole ya el tanga. Yo no me podía pensar que la estuviéramos poniendo cachonda. Al menos tan pronto. Ella tenía que estar acostumbrada a esto, aunque seguramente sería bastante más frio de lo que los tres estábamos expresando en ese momento. “Venir chicos”, nos dijo sin soltarnos las pollas y conduciéndonos al dormitorio. ¿Mira ves? Hasta la ...