1. Fantasía de tres tríos (primer trío)


    Fecha: 20/02/2024, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Vaquita, Fuente: CuentoRelatos

    ... levanté los trastos que quedaban. Obviamente no los lavé, pero sí les quité los restos de comida y los puse en remojo. La tarea del lavado le corresponde a Miguel.
    
    Yo no tomé café en la sala y me limité a colocar los vasos y las copas para la bebida, agachándome graciosamente al ponerlos en la mesa de centro. Los ojos de Roberto parecían salírsele de las órbitas al verme, pero el vaho del perfume que rebosaba del pelambre de mi panocha, lo mantenía con la verga tiesa que no lo podía ocultar. Cuando cada quien ya tenía su trago en la mano, mi marido me sentó en sus piernas.
    
    –Tomemos, Roberto, aunque en este tugurio sólo hay una dama, vamos a compartirla como buenos amigos. ¡Salud por mi bella esposa! –dijo Miguel.
    
    –¡Por tu mujer de belleza inmarcesible! –dijo Roberto, poniéndose de pie y levantando su copa. Ja, ja, ja, se veía hermoso con el notorio bulto que parecía una casa de campaña.
    
    –¡Salud, por los cuernos que hoy estrenará mi marido y el fiel amigo que le hará el favor de coronarlo! –dije alzando mi vaso tequilero, vaciándolo de golpe. Obviamente no sería la primera cornamenta de Miguel, así que, en silencio, también brindé por Mario.
    
    Todos apuramos el contenido de nuestras respectivas bebidas. “¡Pongámonos cómodos para el siguiente trago!”, gritó mi marido haciéndome levantar y me alzó el vestido para quitármelo. Yo sólo elevé los brazos para que lo lograra sin obstáculos y quedé desnuda. Roberto se sirvió más coñac, pero cuando iba a llevarse la copa ...
    ... a la boca, mi marido lo interrumpió.
    
    –Para los siguientes tragos, incluyendo los de copa “D”, hay que estar encuerados –le ordenó antes de comenzar a desvestirse.
    
    Roberto estaba impactado, no me dejaba de ver, se quedó inmovilizado y con la copa en la mano. Me acerqué a él para quitarle el coñac y dejarlo en la mesa de centro. “¿Te ayudo?”, le dije, pero él seguía mirándome y con el pito tieso. Le desabroché la camisa, le di unos apretones en el tronco del falo y volví a preguntarle “¿Te ayudo a desvestir?” No me respondió. Rápidamente, y sin dejar de mirarme a los ojos, se quitó la ropa en un santiamén y le regresé su copa. Mi marido me abrazó por detrás, y me volvió a sentar en sus piernas penetrándome limpiamente. Todos estábamos bien calientes.
    
    Roberto se sentó para ver cómo me cogía mi esposo mientras que paladeaba su coñac disfrutando el espectáculo. Su pene chorreaba presemen y le dije a mi marido que yo se lo iría a limpiar. “Sí, mamita”, dijo, saliéndose de mí al ponerme de pie. “Ve con él”, ordenó y me dio una nalgada para animarme.
    
    Llegué directamente a saborear el presemen de Roberto. Él me acarició las tetas con suavidad mientras yo le chupaba el glande. Como pude, me senté de frente a su cara y me metí el palo en mi mojadísima oquedad; mis tetas quedaron a la altura de su cara, tomé una y se la ofrecí. La aceptó a dos manos y se puso a mamar. Yo me empecé a mover, bañándole los huevos con el flujo que me salía en cada vaivén. Roberto cambió de teta ...
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