1. Mis dos perras calientes


    Fecha: 25/02/2024, Categorías: Gays Autor: Perverso 69, Fuente: CuentoRelatos

    ... que se despegaron de mi falo, se levantaron y me llevaron al cuarto de uno de ellos. Me senté a la orilla de la cama ya sin ropa, Agustín me dio unas últimas chupadas, se quitó la ropa, me dio la espalda, se ensalivó el culo y comenzó a sentarse sobre mi garrote, me recosté en la cama, yo solo observaba cómo mi palo iba entrando en aquel agujero caliente, como una barra de mantequilla. Se deslizaba lentamente, se lo iba a tragando poco a poco, hasta terminar sentado completamente, la güera se arrodillo frente a Agustín y comenzó a mamarle el pito, Agustín no cabía de placer, comenzaba a darse sus sentones poco a poco.
    
    Con una mano se apoyaba en la cama, y con la otra mano agarraba la cabeza de la güera para meterle todo el falo hasta su garganta. Así estuvimos un buen rato hasta que Agustín ya no pudo más y descargó toda su leche en la garganta de la güera. Gemía como enloquecida mientras descargaba todo, con ambas manos sujetaba la cabeza de la güera pegándole salvajemente contra él.
    
    Después, Agustín se levanta poco a poco, su ano quedó bien penetrado, me pasó una toallita humedad de bebé, para limpiarme.
    
    Acto seguido, Agustín se acuesta en la cama, la güera se desnuda y se acuesta sobre el formando un 69, con las nalgas expuestas hacia mí, era maravilloso ver a qué lindo trasero, unas nalgotas blancas y un botón rosado. Me incliné hacia el culo de la güera, comencé a darle una buena mamada, mientras Agustín le mamaba el palo. La güera solo se retorcía de placer, ...
    ... estaba recibiendo una mamada de pito y una mamada de culo al mismo tiempo. Cuando la güera comenzó a retorcerse más y a gritar como loca “así así así no paren aaa ooo siii”.
    
    La güera se vino en la boca de Agustín, quién tragó todo su néctar y seguía mamándole el fierro. Yo me despegué de ese lindo culo, me ensalivé el garrote y apunté directo al ano de la güera, mi fierro comenzó a hundirse poco a poco en aquel agujero delicioso, estrecho y caliente.
    
    Comencé a empujar cada vez más, la güera solo estaba con los ojos cerrados y la boca abierta, hasta que mi fierro se hundió totalmente en aquella cueva. La tomé de la cintura y le di una embestida salvaje. Comencé el mete y saca, dándole pequeñas nalgaditas a la güera de vez en cuando, Agustín no dejaba de mamarle la berenjena, yo me la estaba follando bien rico.
    
    Así estuvimos un buen rato, hasta que comencé a convulsionarme de placer, anunciándoles mi venida, “me vengo me vengo me vengo… haaa hooo siii”.
    
    Hubo una explosión de leche dentro del culo de la güera, inundándole los intestinos de mi néctar. Sentí que le descargué un litro de leche condensada.
    
    Así me quedé un rato masajeándole las nalgas blancas y contemplando cómo la tenía incrustado con mi fierro. Deje que la última gota de leche cayera en su interior. Cuando mi fierro comenzó a perder rigidez, comencé a retirarme lentamente, cómo desenvainando una espada. Tomé una toallita húmeda y me limpié.
    
    Los tres quedamos exhaustos y descargados. Nos metimos los ...