El diario de Claudia: dando servicio a los vecinos
Fecha: 17/10/2018,
Categorías:
Gays
Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos
... dije con una sonrisa pícara.
El tipo me quedó mirando de pies a cabeza.
-“¡Wow! Hola mami, pero claro pasa cariño, te estábamos esperando. Sí que eres preciosa”
Me tomó de la mano y me hizo pasar a la sala. Al entrar me di cuenta lo que me esperaba: 10 tipos, entre sus treintas y cuarentas, en pleno ambiente de fiesta, con varios tragos encima. Aparte de música tenían luces a colores, esas en tono azul y rojo, como una disco; al fondo, una TV gigante pasando porno.
-“Ahora entiendo por qué me necesitan estos tipos” me dije.
-“Bueno, ¿qué quieren hacerme? Estoy abierta (bien abierta) a sus sugerencias. Pero ya saben, tengo un precio”
-“Claro amor” dijo alguien, “no te preocupes por eso. Si te portas bien tendrás el doble de lo que acostumbras”
-“Ok trataré de ser una chica muy mala entonces” ¿Qué tal si van mostrándome lo que tienen debajo de esos pantalones?”
De inmediato, como colegiales que obedecen a la maestra empezaron a abrirse los pantalones. Mientras tanto, de manera sensual, me saqué la bata, quedándome solo con el babydoll negro.
“Qué rica que esta” llegué a escuchar.
“¿Alguien me ofrece un trago?” Reclamé. De inmediato me pasaron un vaso de wisky, mi favorito. Me lo mandé de un solo trago. Era hora de trabajar.
“¿Qué tal si se sientan todos en fila en ese sillón largo, con sus vergas afuera, debo hacer una inspección oral”
Así lo hicieron. Entonces, como una buena puta que busca complacer a sus clientes, me arrodillé entre las ...
... piernas de cada uno de los 10 y le ofrecí una primera mamada bien húmeda. A medida que iba de uno de uno, estos entraban en una especie de éxtasis. Habían vergas de todos tipos, algunas de tamaño promedio, otras deliciosamente grandes; debo confesar abiertamente que ADORO mamar verga: me aloca, me desespera, podría pasármelas toda la noche simplemente chupándolas una tras otra sin parar; me encanta esa sensación de tener la boca llena, con esa textura tan rica que tiene la piel de un pene, y luego frotarla con la superficie de mi lengua. De solo recordarlas me da un cosquilleo en el ano.
Como buena viciosa me di tres rondas de mamadas; entre una verga y otra me daban un trago de cerveza para humedecer la boca. A medida que el alcohol aumentaba en mi sangre me alocaba más y más, desinhibiéndome por completo, despreocupándome totalmente de todo, haciéndome más salvaje. Empecé a meterme dos vergas a la vez, las quería todas al mismo tiempo. Sus piezas entraban una tras otra en mi vagina oral, yo como siempre, estaba en completo éxtasis.
Luego que todos tenían las herramientas completamente lubricadas era momento de preocuparse por mi trasero. Me saqué la tanga que llevaba puesta, exponiendo mis partes. Trajeron al centro un sofá-cama largo, tapizado y sin espaldar. ¿Qué tenían en mente? Entonces, alguien se apareció con una corbata…”ok, ya sé que se viene?”
Muy dócilmente me puse en cuatro patas sobre el banco y dejé que me cubrieran los ojos; yo solo les daba una sonrisa ...